Del libro «No Ajahn Chah: Reflexiones«, del venerable Ajahn Chah.
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Una dama, devota y anciana, llegó en peregrinaje hasta Wat Pah Pong desde una provincia cercana. Le dijo a Ajahn Chah que podía quedarse sólo por un corto período de tiempo debido a que tenía que volver para cuidar a sus nietos y, dado que era una vieja dama, le solicitó que por favor le ofreciese una breve charla sobre el Dhamma. Ajahn Chah le respondió con energía: «¡Preste atención y escuche! ¡No hay nadie allí, solamente eso! Nadie que sea dueño, nadie que sea viejo, que sea joven, que sea bueno o malo, débil o fuerte, sólo eso, eso es todo – nada más que diversos elementos de la naturaleza operando de acuerdo a su propia condición, todos vacíos. ¡Nadie que nace ni nadie que muere! Aquellos que hablan de nacimiento y de muerte están hablando el lenguaje de niños ignorantes. En el idioma del corazón, del Dhamma, no hay tales cosas como nacimiento y muerte.»
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El verdadero fundamento de la enseñanza consiste en observar al «yo» como algo vacío. Pero las personas vienen a estudiar el Dhamma para incrementar la propia opinión de su yo, de modo que no quieren experimentar ni sufrimiento ni dificultades. Quieren que todo sea cómodo y agradable. Ellos querrían trascender el sufrimiento, pero si todavía hay un «yo», ¿cómo podrán hacerlo alguna vez?
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Así es de sencillo una vez que lo entiende. Es así de simple y directo. Cuando surjan cosas placenteras, comprenda que están vacías. Cuando surjan cosas desagradables, observe que no son suyas. Pasan. No se relacione con ellas como algo propio, ni se vea a sí mismo como poseyéndolas. Usted cree que el árbol de papaya es suyo, entonces ¿por qué no se siente herido cuando se tala? Si puede entenderlo, entonces ese es el camino correcto, la enseñanza correcta del Buda y la enseñanza que conduce a la liberación.
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La gente no estudia lo que está más allá del bien y del mal. Esto es lo que deberían estudiar. «Yo voy a ser como este, yo voy a ser como ése» dicen. Pero nunca dicen: «Yo no voy a ser nada porque realmente no hay nada que sea «yo»». Eso no lo estudian.
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Una vez que usted entiende el no-ser, el agobio de la carga de la vida se va. Estará en paz con el mundo. Cuando vemos más allá del «yo» no nos aferramos más a la felicidad, y por eso podemos ser verdaderamente felices. Aprender a dejar ir sin luchar, sencillamente dejando ir, ser precisamente como es usted – sin aferrarse, sin apegarse, libre.
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Todos los cuerpos están compuestos por los cuatro elementos de tierra, agua, aire y fuego. Cuando todos ellos se juntan y forman un cuerpo decimos que es un varón, una mujer, poniéndole nombres y así, para que podamos identificarlos a unos y a otros con más facilidad. Pero en realidad no hay nadie allí – sólo tierra, agua, aire y fuego. No se sienta excitado en demasía ni engreído por ello. Si lo mira realmente con profundidad, no hallará a nadie allí.