4. Monjes y monjas

Del libro «Buena pregunta, buena respuesta«, por Venerable Sravasti Dhammika

PREGUNTA: La institución monástica es importante en el Buddhismo. ¿Cuál es la finalidad de los monjes y las monjas y qué se supone que deben de hacer?

RESPUESTA: El propósito del Buddha, al fundar una orden de monjes y monjas, fue proporcionar un entorno en el cual el desarrollo espiritual fuese más sencillo. La comunidad laica suministra a los monjes y monjas lo necesario para cubrir sus necesidades básicas: alimento, vestimenta, techo y medicinas, para que ellos puedan dedicar su tiempo al estudio y a la práctica del Dhamma. El estilo de vida del monasterio, simple y ordenado, contribuye a la paz interna y la meditación. En reciprocidad, se espera que los monjes y las monjas compartan lo que saben con la comunidad y se conduzcan como ejemplo de cómo debería vivir el buen buddhista. En la práctica, en realidad, esta misión básica se ha extendido algunas veces mucho más allá de lo que el Buddha originalmente pretendió, y en la actualidad, en algunas ocasiones, los monjes y las monjas se desempeñan como maestros de escuela, trabajadores sociales, artistas, doctores y aún políticos. Algunos han argumentado que la toma de esos roles está bien si es que ayuda a promover el Buddhismo. Otros señalan que haciendo tales cosas, los monjes y las monjas se ven fácilmente enredados en los problemas mundanos y olvidan el objetivo por el cual vinieron al monasterio en un principio.

 

PREGUNTA: ¿Qué clase de persona se convierte en monje o monja?

RESPUESTA: La mayoría de las personas tiene una variedad de intereses en su vida como la familia, una carrera, pasatiempos, política, religión, etc. De todos estos intereses, alguno ocupará el primer lugar, normalmente la familia o la carrera, mientras que los otros serán menos importantes. Cuando el estudio y la práctica de las enseñanzas del Buddha se convierten en lo más importante en la vida de una persona, cuando ello se vuelve prioritario sobre todas las otras cosas, entonces esta persona probablemente estará interesada en convertirse en monje o monja.

 

PREGUNTA: ¿Se debe ser monje o monja para alcanzar la iluminación?

RESPUESTA: Por supuesto que no. Algunos de los discípulos más talentosos del Buddha eran hombres y mujeres laicos. Algunos eran lo suficientemente desarrollados espiritualmente como para instruir a los monjes. En el Buddhismo, lo más importante es el nivel de entendimiento de uno y no tiene nada que ver el llevar puesta una túnica amarilla o pantalones vaqueros, ni tampoco que uno viva en un monasterio o en una casa. Algunos podrían encontrar al monasterio, con todas sus ventajas y desventajas, como el mejor entorno para el cultivo de la espiritualidad. Otros pueden hallar que el hogar, con todas sus alegrías y tristezas, es el mejor. Todo el mundo es diferente.

 

PREGUNTA: ¿Por qué los monjes y las monjas buddhistas llevan puesta una túnica amarilla?

RESPUESTA: Cuando los antiguos indios examinaban la selva, siempre podían decir qué hojas estaban próximas a caer del árbol, porque eran amarillas, naranjas o marrones. Por consiguiente, en la India, el amarillo se convirtió en el color del renunciamiento. Las túnicas de los monjes y las monjas son amarillas para que puedan actuar como un recordatorio constante de la importancia de no aferrarse, de dejar ir, de renunciar.

 

PREGUNTA: Convertirse en monje está bien, pero ¿qué pasaría si todo el mundo se convirtiera en monje?

RESPUESTA: Uno podría preguntar lo mismo acerca de cualquier vocación. «Convertirse en dentista está muy bien, pero ¿qué pasaría si todo el mundo se convirtiera en dentista? No habría maestros, ni cocineros, ni choferes de taxi.» «Convertirse en maestro está bien, pero ¿qué pasaría si todo el mundo se convirtiera en maestro? No habría dentistas, etc.» El Buddha no sugirió que todo el mundo debía convertirse en monje o monja y de hecho, eso es algo que nunca sucederá. Sin embargo, siempre habrá personas que se sientan atraídas por la vida de sencillez y renunciación y quien encuentre deleite en las enseñanzas del Buddha sobre todo lo demás. Y tal como los dentistas y los maestros, tengan aptitudes especiales y conocimientos que puedan ser beneficiosos para la comunidad en la que viven.

 

PREGUNTA: Eso puede ser así con aquellos que enseñan o escriben libros. Pero ¿qué sucede con los monjes y monjas que no hacen nada sino meditar? ¿Qué bien hacen a la comunidad?

RESPUESTA: Podría comparar al monje ermitaño con el investigador científico. La sociedad sustenta al investigador científico en la medida en que se sienta en su laboratorio conduciendo experimentos, porque se espera que él, eventualmente, descubra o invente algo que será para el bienestar de todos. Del mismo modo, la comunidad buddhista sustenta al monje meditante (y sus necesidades son muy escasas) porque se espera que éste alcance sabiduría y profundos conocimientos que servirán al bienestar general. Pero aún si ello no sucede, el monje meditante puede beneficiar a otros. En algunas sociedades modernas, el «Estilo de Vida de los Ricos y los Famosos», con sus extravagancias, su flagrante consumo y su autoindulgencia, es el ideal que se sostiene como aquel que debe seguirse, o al menos envidiarse. El ejemplo que establece el monje meditante nos recuerda que uno no tiene que ser rico para estar contento. Nos muestra que el estilo de vida simple y apacible también tiene sus ventajas.

 

PREGUNTA: He escuchado decir que no hay más monjas buddhistas. ¿Es cierto?

RESPUESTA: El Buddha fundó la orden de monjas durante su vida y por un lapso de quinientos o seiscientos años las monjas desempeñaron una función muy importante en la difusión y desarrollo del Buddhismo. Pero por razones que no son claras, las monjas nunca obtuvieron la misma valoración, y por ende, el mismo respaldo que los monjes; en consecuencia, en la India y en el sudeste asiático la orden desapareció. Sin embargo, en Taiwan, Corea y Japón la orden de las monjas ha continuado floreciendo. En la actualidad, en Sri Lanka y Tailandia se están dando pasos para volver a introducir la orden de las monjas desde Taiwan, aunque algunos tradicionalistas no están muy entusiasmados con la idea. No obstante, en relación al mantenimiento de las intenciones originales del Buddha, es apropiado que las mujeres, así como los hombres, tengan la oportunidad de vivir la vida monástica y beneficiarse de ello.