DN 2 Samaññaphala Sutta: VII. Los jhanas y el conocimiento perspicaz

De DN 2 Samaññaphala Sutta – Discurso sobre los frutos de la vida contemplativa

 

[75] {226} “Y estando así, separado de la sensualidad, separado de los insanos estados mentales, él entra y permanece en el primer jhana, acompañado con el pensamiento inicial y analítico, lleno de arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión. Y todo su cuerpo está impregnado, bañado y colmado de este arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión.

[76] {227} “Como un hábil especialista en preparar baños o su aprendiz, se adiestra en verter el polvo del baño dentro de la cuenca del latón, amasándolo una y otra vez con el agua, creando una bola de polvo del baño, saturada, suficientemente húmeda e impregnada por fuera y por dentro, sin que caiga de ella una sola gota, así también el monje, impregna, baña y colma su cuerpo con el arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión.

“Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores.

[77] {228} “Y otra vez, el monje, apaciguando el pensamiento inicial y analítico, logrando la calma mental y la unificación de la mente, entra y permanece en el segundo jhana. Lleno de arrobamiento y placer nacidos de la reclusión y libre del pensamiento inicial y analítico. Todo su cuerpo está impregnado, bañado y colmado de este arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión.

[78] {229} “Como un lago con aguas manantiales, sin afluentes del este ni oeste, del norte ni sur, cuando recibe abundantes lluvias, sus aguas que brotan desde adentro, se mezclan con estas aguas frescas, de manera tal que las mismas impregnan e invaden todo el lago, sin que quede una sola parte no impregnada por las aguas frescas, así también el monje, impregna, baña y colma su cuerpo con el arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión.

“Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores.

[79] {230} “Y otra vez, el monje, al extinguirse el arrobamiento, permanece ecuánime, con atención consciente y clara comprensión, sensible a la sensación del placer, del cual los Nobles declararon que “Feliz es aquel que mora en la ecuanimidad y en la atención consciente” y, de esta manera, entra y permanece en el tercer jhana. Todo su cuerpo está impregnado, bañado y colmado de este placer despojado del arrobamiento.

[80] {231} “Como una laguna que tiene flores de loto azules, rojas y blancas que han nacido del agua, han crecido en el agua y no hay ni una sólo flor que hubo crecido fuera del agua, de modo que todas estas flores de loto azules, rojas y blancas están impregnadas, bañadas y colmadas con las aguas frescas, así también el monje, impregna, baña y colma su cuerpo con el placer despojado del arrobamiento, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por este placer despojado del arrobamiento.

“Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores.

[81] {232} “Y otra vez, el monje, al abandonar tanto el placer como la pena –con la anterior desaparición de las alegrías y las tristezas- entra y permanece en el cuarto jhana, el cual va más allá de los placeres y las penas, purificado con la ecuanimidad y atención consciente. Impregna su cuerpo con la pureza mental y clara conciencia de manera tal, que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por esta ecuanimidad y clara conciencia.

[82] {233} “Como si un hombre estuviera sentado cubierto de pie a cabeza con una ropa blanca, de tal manera que no quedara parte alguna de su cuerpo al descubierto. Así también, el monje permanece sentado cubriendo completamente su cuerpo con la pureza mental y clara conciencia, no quedando lugar alguno en todo su cuerpo que no fuera cubierto por esta pureza mental y clara conciencia.

“Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores.

[83] {234} “Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, él direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento y la visión. Entonces, discierne así: ‘Este cuerpo mío es material, compuesto de los cuatro elementos primarios, nacido de padre y madre, nutrido con arroz y avena, es impermanente, friccionado, sujeto a disolución y dispersión. Y esta mi conciencia está ligada a este cuerpo y depende de él’.

[84] {235} “Como si se tratara de una piedra preciosa perfectamente pulida de sus ocho lados, clara, brillante, sin defecto, admirable en todos los aspectos, colgada de un cordón azul, amarillo, rojo, blanco o anaranjado. Si algún hombre, dotado de una buena vista, la tomara en su mano y la inspeccionara diría lo siguiente: ‘Esta piedra preciosa está perfectamente pulida de sus ocho lados, es clara, brillante, sin defecto y admirable en todos los aspectos. Está colgada de un cordón azul, amarillo, rojo, blanco o anaranjado.’ De la misma manera, el monje, con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento y la visión. Entonces, discierne así: ‘Este cuerpo mío es material, compuesto de los cuatro elementos primarios, nacido de padre y madre, nutrido con arroz y avena, es impermanente, friccionado, sujeto a disolución y dispersión. Y esta mi conciencia está ligada a este cuerpo y depende de él’.

“Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores”.