Ajahn Brahm es, hoy en día, el abad de uno de los monasterios pertenecientes a la línea de Ajahn Chan, ubicado en Australia. En este breve testimonio, recuerda la inolvidable impresión que causó en él, el hecho de visitar por primera vez, el cuarto en el cual habitada el Ven. Ajahn Chah.
Estar plenamente iluminado significa no mantener nunca más la opinión sobre la existencia de un “yo”, de pensar en términos de que algo sea mío, me pertenezca o que sea el “yo”. Una vez que no exista más idea alguna sobre el “yo” o sobre lo “mío”, un arahant no acumula ya ningunas posesiones, como lo hace otra gente. Por ejemplo, cuando mi maestro, Ajahn Chah, estaba en la cima de su fama y aún se mantenía bastante activo, me pidió una vez, que fuera a buscar algo en su cuarto. Esta fue la primera vez que me fui a la habitación, en la cual vivió, pero nunca jamás olvidaré esta experiencia. Aunque hasta los primeros ministros, los poderosos generales y los acaudalados empresarios, le hacían numerosos regalos, Ajahn Chah nunca guardó nada para sí mismo. Su cuarto estaba totalmente vacío, con la excepción de una estera rellenada de pasto, un tazón y un par de vestimentas. Recoger todas sus posesiones y partir, le ocuparía menos de un minuto. La habitación, parecía no estar habitada por nadie; sin embargo, la misma representaba muy bien, lo que significa la mente de un arahant.
Tomado del libro de Ajahn Brahm titulado “Mindfulnes, Bliss, and Beyond”, Pág. 241.
(Trad. para el Bosque Theravada, Isidatta)