Jat 385 {22J.6.1.10,71-16} Nandiyamigaraja Jataka – Brahmán, si va…

«Brahmán, si va a Saketa, allí en el parque Ujjunavana está nuestro propio hijo el ciervo Nandiya. Dígale que su mamá y papá están viejos y que quieren verlo… He comido y bebido lo que pertenece al rey. Brahmán, no puedo mal comer la comida del rey. Ofreceré mi flanco a la flecha del rey. Después, liberado ileso, veré a mis padres.»

“Brahmán, si va …” Esto el Maestro relató mientras residía en (el monasterio) Jetavana con relación a un monje que cuidaba a su madre. El maestro le preguntó: “Es verdad, lo que dicen, que usted mantiene a laicos”. “Es verdad, venerable Señor”. Cuando Buda le preguntó: “¿Quienes son ellos?” El respondió: “Son mi madre y mi padre, venerable Señor”. Buda dijo: “Muy bien, muy bien. Usted sigue el linaje de los sabios de antaño. Porque los sabios de antaño, incluso cuando habían nacido como animales, daban su vida por sus padres”. Y relató la historia del pasado.

En el pasado, en el reino de Kosala, cuando el rey de Kosala reinaba en Saketa, el Bodhisatta nació como un ciervo. Cuando creció lo llamaron Nandiyamiga. Él, virtuoso, cuidaba a sus padres. En ese tiempo, el rey de Kosala era un aficionado a la caza de ciervos y en vez de ocupar a sus hombres en la agricultura y otras actividades, rodeado de un gran séquito salía a cazar ciervos todos los días. Las gente se reunió para consultar: “Señores, este rey está destruyendo nuestro trabajo. También la vida de hogar se está arruinando. ¿Qué les parece si cercamos el parque Ajjunavana, colocamos una puerta, cavamos un estanque y plantamos pasto. Después entramos en el bosque con palos y varas en mano, golpeando el monte hacemos salir a los ciervos, los rodeamos, los hacemos entrar en el parque como quien hace entrar el ganado en el establo, cerramos la puerta, informamos al rey y después podemos dedicarnos a nuestros trabajos?” Todos por unanimidad dijeron: “Ésta es la forma”. Prepararon el parque, entraron al bosque y rodearon un área de una legua.

En ese momento, Nandiya después de haber llevado a sus padres a un monte pequeño, estaba recostado en la tierra. Los hombres con varias armas y escudos en mano, uno junto al otro, rodearon esa parte del bosque. Algunos al ver a los ciervos entraron al bosque. Nandiya cuando los vio pensó: “Hoy, debo renunciar a mi propia vida para salvar la vida de mis padres”. Se levantó y reverenció a sus padres: “Mamá y papá, estos hombres ha entrado en el bosque y nos verán a nosotros tres. Hay una forma de salvarlos. Su vida es más importante. Yo daré mi vida por ustedes. Parado en el borde del bosque, saldré en el mero momento que esos hombres golpeen los arbustos. Entonces, ellos pensando ‘en este lugar hay sólo un ciervo’ no entraran en el bosque. Ustedes estén alertas”. Y después de pedir perdón a sus padres, permaneció parado listo para salir. En el mero momento en que los hombres gritaron y golpearon los arbustos, él salió de allí. Ellos pensaron “aquí debe haber solamente un ciervo” y no entraron al monte. Nandiya fue y se juntó con el resto de los ciervos. Los hombres rodearon a todos los ciervos, los hicieron entrar en el parque, cerraron la puerta, informaron al rey y regresaron a sus propios lugares.

A partir de ese momento, el rey iba al parque, atravesaba con una fecha a un ciervo y lo traía el mismo o enviaba a alguien para traerlo. Los ciervos establecieron turnos. Al ciervo que le tocaba el turno, permanecía a un lado, lo mataban y se lo llevaban. Nandiya bebía agua en el estanque y comía pasto. Su turno no llegaba. Entonces ocurrió, después de muchos días, que los padres de Nandiya sintieron deseo de verlo y pensaron: “Nuestro hijo Nandiya, el rey ciervo, fuerte como un elefante, vigoroso, si todavía vive, seguramente saltará la cerca y vendrá a vernos. Le enviaremos un mensaje”. Ellos se pararon cerca del camino y vieron a un brahmán. Con voz humana le preguntaron: “¿Señor, a dónde va?” Cuando el brahmán respondió “a Saketa”, ellos enviándole el mensaje a su hijo pronunciaron el primer verso:

{71} Brahmán, si va a Saketa,

allí en el parque Ujjunavana está nuestro propio hijo el ciervo Nandiya.

Dígale que su mamá y papá

están viejos y que quieren verlo.

El brahmán aceptó, fue a Saketa y el día siguiente entró en el parque y preguntó: “¿Quién es Nandiya?” El ciervo vino, se acercó y dijo “yo soy”. El brahmán le dio el mensaje. Nandiya después de oírlo dijo: “Yo iría, brahmán, después de saltar la cerca, iría. Pero he estado comiendo y bebiendo lo que es propiedad del rey. Estoy en deuda. Además, entre estos ciervos yo he vivido mucho. No es apropiado que vaya sin haber mostrado mi fuerza y sin darle  seguridad a los ciervos y al mismo rey. Cuando mi turno llegue, después de darles seguridad a ellos, feliz iré”. Y explicando este asunto pronunció dos versos:

{72} He comido y bebido

lo que pertenece al rey.

Brahmán, no puedo mal comer

la comida del rey.

{73} Ofreceré mi flanco

a la flecha del rey.

Después, liberado ileso,

veré a mis padres.

Después de escucharlo, el brahmán se fue. Posteriormente, cuando llegó el día de su turno, el rey fue al parque acompañado por una gran comitiva. El Gran Ser se paró a un lado. El rey pensando “mataré al ciervo” preparó la fecha. El Gran Ser, sin huir como otros atemorizados por el miedo, sin miedo, guiado por su amor benevolente, ofreció su flanco al rey y permaneció inmóvil. Debido al poder de su amor benevolente, el rey no pudo disparar la flecha. El Gran Ser dijo: “¿Gran Rey, por qué no dispara la flecha? ¡Dispárela!” “No puedo, Rey Ciervo”. “Entonces, Gran Rey, comprende la cualidad de los virtuosos”. Después, el rey satisfecho con el Bodhisatta, dejó su arco y dijo: “Aun este pedazo de madera sin conciencia comprende tus cualidades. Pero yo que soy un ser humano con conciencia no comprendía tus cualidades, Rey Ciervo. Perdóname. Te doy inmunidad”.

El Rey Ciervo dijo: “Gran Rey, si me da inmunidad, ¿qué ocurrirá con la manada de ciervos que hay aquí en el parque?” “Le daré inmunidad a ellos también”. Y de esta manera, como se relata en la Nigrodhajataka, el Gran Ser, haciendo que conceda inmunidad a todos  los animales en el bosque, a todos pájaros en el espacio y todos los peces en el agua, estableció al rey en los cinco preceptos y le dijo: “Gran Rey, abandonando los cursos incorrectos de acción, sin contravenir los diez deberes del rey, un rey debería reinar de acuerdo con el Dhamma”.

Generosidad, moralidad, liberalidad, rectitud, mansedumbre, austeridad, no enojo, no violencia, paciencia y no oposición, veo que estas buenas cualidades existen en mí. De allí regocijo y felicidad abundante surgen en mí.

Después que dijo esto, habiendo predicado los deberes del rey por medio de versos, vivió unos días con el rey. Después hizo sonar un tambor dorado en la ciudad para anunciar el donativo de inmunidad para todos los seres y diciendo “gran rey, sea diligente” se fue a ver a sus padres.

{74} En el pasado

era un rey ciervo en las tierras de Kosalà,

de nombre Nandiya,

hermoso cuadrúpedo.

{75} El rey de Kosalà

vino al parque Ajjunavana

a matarme con la flecha

ya montada en el arco.

{76} Yo ofrecí mi flanco

a la flecha del rey.

Después, liberado ileso,

fui a ver a mis padres.

El Maestro después de relatar este discurso del Dhamma reveló las verdades y mostró la conexión de la historia. Al final de las verdades, el monje que cuidaba a su madre se estableció en la fruición de la entrada en la corriente.

En esa ocasión mis padres eran los familiares del rey, el brahmán era Sàriputta, el rey era Ànanda y el rey ciervo era yo mismo.


Esta publicación ha sido tomada del sitio http://www.btmar.org/

Traducido del pali por Ven. Bhikkhu U Nandisena