Jat 33 {22J.1.4.3,33} Sammodamana Jataka – Unidas……

El verso de este Jataka reza lo siguiente: «Unidas van, después de tomar la red, las aves. Cuando ellas reñirán, entonces, estarán en mi poder» y está contextualizado dentro de la historia, en la cual el Bodhisatta renace como el rey de las codornices y las enseña cómo evitar caer en las redes del cazador. No obstante, sus riñas las hacen finalmente caer en la trampa.

“Unidas …” Esto el Maestro relató cuando residía en el (monasterio) Nigrodhàràma cerca de Kapilavatthu con relación a la pelea del agua. En esa ocasión, el Maestro se dirigió a sus familiares diciendo: “Gran rey, la disputa mutua entre familiares no es buena. Aun los animales, en el pasado, en unidad  lograron sobreponerse a los enemigos y alcanzaron seguridad. Pero cuando surgieron disputas, entonces ellos fueron destruidos.” A pedido de los familiares del rey, que eran sus familiares, relató la historia del pasado.

En el pasado cuando Brahmadatta reinaba en Baranasi el Bodhisatta nació como una codorniz y vivía en el bosque con un séquito de varios miles de codornices. En ese tiempo, un cazador de codornices tenía la costumbre de ir al lugar donde ellas vivían, imitaba el sonido de codornices y cuando veía que todas se habían reunido arrojaba la red encima de ellas. Apisonando los extremos de la red, reduciendo el espacio, los agrupaba, llenaba la bolsa, regresaba a su casa, las vendía y con ese dinero subsistía.

Entonces, un día el Bodhisatta le dijo a esas codornices: “Ese cazador va a causar la destrucción de nuestra familia. Yo conozco una forma por medio de la cual él no nos va a poder atrapar. De hoy en adelante, en el mero momento en que él arroje la red encima de nosotros, cada uno de nosotros coloca la cabeza en uno de los agujeros de la red, después levantamos la red, la llevamos al lugar que deseamos y la dejamos caer en un arbusto espinoso. De esta forma, escaparemos por debajo de cada uno de nuestros lugares. Todos ellos estuvieron de acuerdo diciendo “muy bien”. El día siguiente, cuando el cazador arrojó la red encima de ellos, ellos, siguiendo exactamente las indicaciones del Bodhisatta, levantaron la red, la dejaron caer en un arbusto espinoso y cada uno escapó por la parte de abajo. Se hizo tarde mientras el cazador desenredaba la red del arbusto. Él se fue con las manos vacías.

A partir del día siguiente, las codornices hicieron lo mismo. Y el cazador no obteniendo nada, desenredaba la red hasta la puesta del sol, y regresaba a su casa con las manos vacías. Entonces, su mujer enojada le dijo “tú regresas con las manos vacías todos los días; me parece que también debe haber otro lugar donde tú debes proveer el sustento”. El cazador respondió: “Querida, no hay otro lugar donde proveo el sustento. La verdad es que esas codornices viven y actúan en unidad. En el mero momento que arrojo la red, ellas la toman y después de arrojarla en un arbusto espinoso, se escapan. Pero ellas no vivirán en armonía todo el tiempo. No te preocupes. Cuando ellas comiencen a reñir, entonces, las aprehenderé a todas y regresaré para hacerte feliz”. Y pronunció este verso a su esposa:

{33} Unidas van,

después de tomar la red, las aves.

Cuando ellas reñirán,

entonces, estarán en mi poder.

Después de unos pocos días, una codorniz cuando bajaba al lugar donde obtenía el alimento accidentalmente pisó la cabeza de otra. La otra enojada dijo “¿quién pisó en mi cabeza?” Pero aun cuando la codorniz dijo “yo la pise accidentalmente; no te enojes”, la otra codorniz siguió enojada. Ellas diciéndose una y otra vez “parece que tú sola levantas la red” comenzaron una disputa entre ellas. Cuando ellas disputaban, el Bodhisatta pensó: “Cuando hay disputas no existe seguridad. Ahora, ellas no levantarán la red. Por lo tanto, perecerán en gran número. El cazador obtendrá su oportunidad. No es posible que yo viva en este lugar.” Entonces, él con su propio grupo se fue a otro lugar.

Después de algunos días. el cazador regresó, imitó el sonido de las codornices y cuando todas se habían reunido arrojó la red encima de ellas. Entonces, una codorniz dijo “dicen que con el mero levantar de la red, las plumas de la cabeza se caen; ahora, levanta”. Otra dijo “dicen que con el mero levantar de la red las plumas de las dos alas se caen; ahora levanta”. Así, no obstante ellas decían “tú levanta, tú levanta” el cazador después de arrojar la red y agruparlas a todas, llenó la bolsa y regresó a su casa haciendo feliz a su esposa.

El Maestro diciendo “Así, gran rey, la pelea entre familiares no es buena. La pelea es la raíz misma de la destrucción” relató este discurso del Dhamma, mostró la conexión y concluyó la historia. “En esa ocasión la codorniz necia era Devadatta, la codorniz inteligente era yo mismo”.


 

Esta publicación ha sido tomada del sitio http://www.btmar.org/

Traducido del pali por Ven. Bhikkhu U Nandisena