El “rugido de león” del Buda, sobre la transitoriedad, es así de poderoso que estremece y hace temblar hasta las deidades de larga duración de vida
[33] “Monjes, cuando llega la tarde, el león, el rey de las bestias, sale de su guarida, endereza su cuerpo, inspecciona los cuatro puntos cardinales y emite su rugido de león tres veces. Entonces, se pone en marcha en busca de la caza.
“Los animales que escuchan al león rugiendo, en la mayor parte se llenan de miedo, de sentido de urgencia y de terror. Aquellos que viven en los pozos, entran a sus pozos; aquellos que viven en el agua, entran al agua; aquellos que viven en el bosque, entran al bosque; y los pájaros recurren al cielo. Hasta los elefantes reales, atados con una fuerte soga en las ciudades, pueblos y capitales, hacen explotar y romper sus ligaduras; atemorizados, se orinan y defecan y se escapan de allí para allá. Así de poderoso es entre los animales el león, el rey de las bestias, así de majestuoso y poderoso.
“Así también, monjes, cuando el Tathagata surge en el mundo, el Arahant, el Perfectamente Iluminado, realizado en el verdadero conocimiento y conducta; afortunado, conocedor del mundo, insuperable amansador de los que han de ser amansados, el maestro de los devas y los seres humanos, el Iluminado, el Bienaventurado, enseña el Dhamma de esta manera: ‘Tal es la existencia personal, tal es el origen de la existencia personal, tal es el cese de la existencia personal, tal es el sendero que conduce al cese de la existencia personal.
“Cuando aquellos devas de una larga vida, bellos y con abundante felicidad, que moran por largo tiempo en los elevados palacios, escuchan la enseñanza del Dhamma del Tathagata, en la mayor parte se llenan de miedo, de sentido de urgencia y de terror, así: ‘Parece que realmente somos transitorios, aunque creemos que somos permanentes; parece que realmente somos pasajeros, aunque creemos que somos perpetuos; parece que realmente no somos eternos, aunque creemos que somos eternos. Parece que somos transitorios, pasajeros, no eternos, incluida nuestra existencia personal’. Así de poderoso es en el mundo con sus devas el Tathagata, así de majestuoso y poderoso”.
Cuando a través del conocimiento directo,
el Buda, el Maestro, el hombre sin par
en este mundo con sus devas,
pone en movimiento la rueda del Dhamma,
[enseña] la existencia personal, su cese,
el origen de la existencia personal,
y el noble óctuple sendero
que conduce al apaciguamiento de la insatisfacción.
Entonces, hasta aquellos devas con la vida muy larga
—bellos, encendidos con la gloria—
llegan a estremecerse y se llenan de terror,
como las bestias que escuchan el rugido de león.
“Parece que somos transitorios,
no más allá de la existencia personal” [dicen],
cuando escuchan la palabra del Arahant,
del Estable, enteramente liberado.
FUENTES:
Bhikkhu Bodhi (2012). The Lion en The Numerical Discourses of the Buddha: A Translation of the Anguttara Nikaya. Boston: Wisdom Publications. Pp. 420-421.
“Sihasutta” y [en línea] en World Tipitaka Edition
Traducido por Anton P. Baron
Editado por Federico Angulo y Anton P. Baron
Publicación del Bosque Theravada, 2012.