AN 3,128 Katuviya Sutta – Contaminarse

Así como las moscas siguen la suciedad y el mal olor, del mismo modo los pensamientos perjudiciales siguen a quien guarda anhelos y odios en su corazón.


[Leer en pali]

[128] En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando en el parque de los venados de Isipatana, cerca de Baranasi. Estando allí, por la mañana temprano, el Bienaventurado se vistió, tomó su cuenco, hábito exterior y entró a Baranasi en búsqueda de la comida de las limosnas. Mientras caminaba buscando la comida de las limosnas, cerca de la higuera donde uncían al ganado, el Bienaventurado vio desde cierta distancia a un monje que buscaba la gratificación externa, de mente confusa, sin clara comprensión, desconcentrado, de mente dispersa y con las facultades sensoriales perdidas. Habiéndolo visto, se dirigió a aquel monje así:

“Monje, monje: no te contamines a ti mismo. Es inevitable, monje, que las moscas persigan y ataquen a alguien que se ha contaminado a sí mismo y se ha manchado con la hediondez”.

Acto seguido, al ser exhortado así por el Bienaventurado, aquel monje adquirió el sentido de urgencia.

Cuando el Bienaventurado, después de haber caminado por Baranasi en búsqueda de la comida de las limosnas y, después de haber comido, retornó de su habitual ronda de buscar las limosnas, dijo a los monjes:

“Monjes, esta mañana temprano me vestí, tomé mi cuenco y hábito exterior, y entré a Baranasi en búsqueda de la comida de las limosnas. Mientras caminaba buscando la comida de las limosnas, cerca de la higuera donde uncen al ganado, vi desde cierta distancia a un monje que buscaba la gratificación externa, de mente confusa, sin clara comprensión, desconcentrado, de mente dispersa y con las facultades sensoriales perdidas. Habiéndolo visto, me dirigí a aquel monje así: ‘Monje, monje: no te contamines a ti mismo. Es inevitable, monje, que las moscas persigan y ataquen a alguien que se ha contaminado a sí mismo y se ha manchado con la hediondez’. Acto seguido, al ser exhortado así por mí, aquel monje adquirió el sentido de urgencia”.

Cuando se dijo esto, uno de los monjes preguntó al Bienaventurado: “Venerable Señor, ¿qué se entiende por ‘contaminación’?, ¿qué es ‘la hediondez’? y ¿qué son las ‘moscas’?”.

“El anhelo, monje, es lo que se entiende por ‘contaminación’. La animadversión es ‘la hediondez’. Y los malos y perjudiciales estados mentales son las ‘moscas’. Es inevitable, monje, que las moscas persigan y ataquen a alguien que se ha contaminado a sí mismo y se ha manchado con la hediondez”.

Las moscas —pensamientos producidos por la codicia—

corren persiguiendo a alguien

irrestricto en sus facultades mentales,

que no resguarda su ojo ni oído.

El monje contaminado,

manchado por la hediondez,

está muy lejos del Nibbana

y sólo cosecha dolor.

Sea en el pueblo o en el bosque,

cuando un tonto y estúpido

no alcanza paz por si sólo,

da vueltas perseguido por las moscas.

Pero aquellos realizados en la conducta virtuosa,

que se deleitan en la sabiduría y la paz,

aquellos pacíficos, viven felices,

habiendo destruido las moscas.

 


FUENTES:

Bhikkhu Bodhi (2012). Pollition en The Numerical Discourses of the Buddha: A Translation of the Anguttara Nikaya. Boston: Wisdom Publications. Pp. 358-359.

“Katuviyasuttam” en Digital Pali Reader 4.1.  


Traducido por Anton P. Baron

Editado por Federico Angulo y Anton P. Baron

Publicación de Bosque Theravada, 2013.