AN 3,35 Hatthaka Sutta – Hatthaka

El Buda enseña cómo lograr un sueño bueno y saludable.


[Leer en pali]

[35] En una ocasión el Bienaventurado estaba morando en Alavi, sobre un montículo de hojas esparcidas en el camino de las vacas, en la arboleda Simsapa. Entonces Hatthaka de Alavi, mientras estaba vagando por ahí y caminaba haciendo ejercicios, vio al Bienaventurado sentado en aquel lugar. Acto seguido se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y le dijo:

“Venerable Señor, ¿ha dormido usted bien?”.

“Sí, príncipe, dormí bien. Soy uno de aquellos en el mundo que duermen bien”.

“Pero, Venerable Señor, los vientos de la noche son fríos. Este es el octavo día del intervalo en el cual cae la nieve. La tierra es áspera y pisoteada por las pezuñas del ganado, la extensión de las hojas esparcidas encima es muy fina, las hojas caídas de los árboles son escasas, el hábito amarillo deja a uno con frío y el vendaval sopla fríamente. Con todo eso el Bienaventurado dice: ‘Sí, príncipe, dormí bien. Soy uno de aquellos en el mundo que duermen bien’”.

“Entonces, príncipe, le preguntaré acerca de este tema. Podrá responder como mejor le parezca. ¿Qué opina sobre esto, príncipe? Si un hombre hogareño o el hijo del hombre hogareño tuviese una casa con el techo de dos aguas, enyesada por dentro y por afuera, sin corrientes de aire, con pernos fijados y persianas cerradas. Y tuviese también ahí adentro un extenso sofá con alfombras, mantas y fundas, con excelente envoltura de piel de antílope, con un dosel rojo arriba y cabeceras en ambos costados. Y una lámpara de aceite iluminase este lugar, y sus cuatro esposas le sirviesen de maneras extremadamente agradables. Entonces, ¿qué opina? ¿Hubiese podido dormir bien ahí o no, o qué opina usted acerca de eso?”.

“Hubiese podido dormir bien, Venerable Señor. Hubiese sido uno de aquellos en el mundo que duermen bien”.

“Y, ¿qué opina de esto, príncipe? ¿Sería posible que surgiese en aquel hombre hogareño o en el hijo del hombre hogareño la fiebre corporal o mental nacida de la lascivia, la cual le atormentase hasta el punto de hacerle dormir mal?”.

“Sí, Venerable Señor”.

“Entonces, sí es posible que surgiese en aquel hombre hogareño o en el hijo del hombre hogareño la fiebre corporal o mental nacida de la lascivia, la cual le atormentase hasta el punto de hacerle dormir mal. Pero el Tathagata ha abandonado aquella lascivia, la cortó de raíces, hizo con ella como con un tronco de palmera, la destruyó de tal manera que ya no  puede estar sujeta a futuros surgimientos. Es por eso que yo duermo bien.

“Y, ¿qué opina de esto, príncipe? ¿ Sería posible que surgiese en aquel hombre hogareño o en el hijo del hombre hogareño la fiebre corporal o mental nacida del odio… de la falsa ilusión, la cual le atormentase hasta el punto de hacerle dormir mal?”.

“Sí, Venerable Señor”.

“Entonces, sí es posible que surgiese en aquel hombre hogareño o en el hijo del hombre hogareño la fiebre corporal o mental nacida de la falsa ilusión, la cual le atormentase hasta el punto de hacerle dormir mal. Pero el Tathagata ha abandonado aquella falsa ilusión, la cortó de raíces, hizo con ella como con un tronco de palmera, la destruyó de tal manera que ya no  puede estar sujeta a futuros surgimientos. Es por eso que yo duermo bien”.

El siempre duerme bien,

el brahmán que alcanzó el Nibbana,

enfrió, sin adquisiciones,

las tentaciones de los placeres sensuales.

Habiendo cortado todas las ataduras,

habiendo eliminado la angustia de su corazón,

el pacífico duerme bien,

habiendo alcanzado la paz mental.


FUENTES:

Bhikkhu Bodhi (2012). Hatthaka en The Numerical Discourses of the Buddha: A Translation of the Anguttara Nikaya. Boston: Wisdom Publications. Pp. 232-233.  

“Hatthakasutta” en World Tipitaka Edition


Traducido por Anton P. Baron

Editado por Federico Angulo y Anton P. Baron

Publicación de Bosque Theravada, 2012.