Del libro «37 cualidades mentales que llevan a Iluminación«, por Thanissaro Bhikkhu.
E.Recta concentración
Pasajes del Canon Pali
{148} Vithaka: «Ahora bien, ¿qué es la concentración, qué cualidades son sus temas, qué cualidades son sus requisitos y qué es su desarrollo?»
Hermana Dhammadinna: «La unificación de la mente es la concentración; los cuatro establecimientos de la atención conciente son sus temas; los cuatros rectos esfuerzos son sus requisitos; el cultivo, el desarrollo y la persecución es su desarrollo.»
MN 44
{149} “Monjes, he aquí que existen estas cuatro formas de desarrollar la concentración. ¿Cuáles cuatro?
“Existe el desarrollo de la concentración tal, que cuando es desarrollado y perseguido, conduce a las moradas placenteras aquí y ahora. Existe el desarrollo de la concentración tal, que cuando es desarrollado y perseguido, conduce al logro del conocimiento y la visión. Existe el desarrollo de la concentración tal, que cuando es desarrollado y perseguido, conduce a la atención consciente y vigilancia. Existe el desarrollo de la concentración tal, que cuando es desarrollado y perseguido, conduce al fin de las impurezas.
“¿Y cuál es el desarrollo de la concentración que, cuando es desarrollado y perseguido, conduce a las moradas placenteras aquí y ahora? Este es el caso, en que el monje –enteramente separado de la sensualidad, separado de los perjudiciales estados- entra y permanece en el primer jhana: arrobamiento y felicidad nacidos de la reclusión, acompañados por el pensamiento dirigido y pensamiento sostenido. Con el aquietamiento del pensamiento dirigido y pensamiento sostenido, él entra y permanece en el segundo jhana: arrobamiento y felicidad nacidos de la serenidad, unificación mental, libre del pensamiento dirigido y pensamiento sostenido, seguridad interior. Con la desaparición del arrobamiento, él permanece ecuánime, consciente y atento, sintiendo felicidad con el cuerpo. Entra y permanece en el tercer jhana, del cual los Nobles declaran: ‘ecuánime y consciente, él tiene una morada placentera’. Con el abandono del placer y el dolor –con la previa desaparición del placer y el dolor, entra y permanece en el cuarto jhana: la pureza de la ecuanimidad y atención consciente, ni placer ni dolor. Éste es el desarrollo de la concentración que, cuando es desarrollado y perseguido, conduce a las moradas placenteras aquí y ahora.
“¿Y cuál es el desarrollo de la concentración que, cuando es desarrollado y perseguido, conduce al logro del conocimiento y la visión? Este es el caso en que el monje atiende la percepción de la luz y resuelve fijar tu atención en el tiempo diurno, morando de noche como si fuera de día, y de día como si fuera de noche. Por causa de esta conciencia, así abierta y libre de obstáculos, se desarrolla una mente luminosa. Éste es es el desarrollo de la concentración que, cuando es desarrollado y perseguido, conduce al logro del conocimiento y la visión.
“¿Y cuál es el desarrollo de la concentración que, cuando es desarrollado y perseguido, conduce a la atención consciente y vigilancia? Este es el caso, en que las sensaciones son conocidas por el monje cuando surgen, son conocidas cuando persisten y son conocidas cuando desaparecen. Las percepciones son conocidas por el monje cuando surgen, son conocidas cuando persisten y son conocidas cuando desaparecen. Los pensamientos son conocidos por el monje cuando surgen, son conocidos cuando persisten y son conocidos cuando desaparecen. Éste es el desarrollo de la concentración que, cuando es desarrollado y perseguido, conduce a la atención consciente y vigilancia.
“¿Y cuál es el desarrollo de la concentración que, cuando es desarrollado y perseguido, conduce al fin de las impurezas. Este es el caso en que el monje permanece enfocando en el surgimiento y desaparición de los cinco componentes del apego de esta manera: ‘así es la forma, así su surgimiento y así su desaparición. Así es la sensación, así su surgimiento y así su desaparición. Así es la percepción, así su surgimiento y así su desaparición. Así son las producciones mentales, así su surgimiento y así su desaparición. Así son los estados de consciencia, así su surgimiento y así su desaparición. Éste es el desarrollo de la concentración que, cuando es desarrollado y perseguido, conduce al fin de las impurezas.
“Éstas son las cuatro formas de desarrollar la concentración.
{150} La recta noble concentración. Esto he oído. En una ocasión el Bienaventurado estaba en Savatthi, en el Bosquecillo de Jeta en el monasterio de Anathapindika. Allí se dirigió a los monjes con estas palabras: “Monjes, voy a enseñaros los cinco elementos de la noble y recta concentración. Escuchad y prestad atención que voy a hablar”.
“Así sea, señor” respondieron los monjes.
Y el Bienaventurado dijo: “¿Y cuáles son, monjes, los cinco elementos de la noble y recta concentración? Es el caso, monjes, del monje que, separado de la sensualidad, separado de los insanos estados mentales, entra y permanece en el primer jhana, acompañado con el pensamiento inicial y analítico, lleno de arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión. Y todo su cuerpo está impregnado, bañado y colmado de este arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión.
“Como un hábil especialista en preparar baños o su aprendiz, se adiestra en verter el polvo del baño dentro de la cuenca del latón, amasándolo una y otra vez con el agua, creando una bola de polvo del baño, saturada, suficientemente húmeda e impregnada por fuera y por dentro, sin que caiga de ella una sola gota, así también el monje, impregna, baña y colma su cuerpo con el arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión.
“Éste es, monjes, el primer elemento de la noble y recta concentración.
“Además, monjes, apaciguando el pensamiento inicial y analítico, logrando la calma mental y la unificación de la mente, el monje entra y permanece en el segundo jhana. Lleno de arrobamiento y placer nacidos de la reclusión y libre del pensamiento inicial y analítico. Todo su cuerpo está impregnado, bañado y colmado de este arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión.
“Como un lago con aguas manantiales, sin afluentes del este ni oeste, del norte ni sur, cuando recibe abundantes lluvias, sus aguas que brotan desde adentro, se mezclan con estas aguas frescas, de manera tal que las mismas impregnan e invaden todo el lago, sin que quede una sola parte no impregnada por las aguas frescas, así también el monje, impregna, baña y colma su cuerpo con el arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión.
“Éste es, monjes, el segundo elemento de la noble y recta concentración.
“Además, monjes, al extinguirse el arrobamiento, el monje permanece ecuánime, con atención consciente y clara comprensión, sensible a la sensación del placer, del cual los Nobles declararon que “Feliz es aquel que mora en la ecuanimidad y en la atención consciente” y, de esta manera, entra y permanece en el tercer jhana. Todo su cuerpo está impregnado, bañado y colmado de este placer despojado del arrobamiento.
“Como una laguna que tiene flores de loto azules, rojas y blancas que han nacido del agua, han crecido en el agua y no hay ni una sólo flor que hubo crecido fuera del agua, de modo que todas estas flores de loto azules, rojas y blancas están impregnadas, bañadas y colmadas con las aguas frescas, así también el monje, impregna, baña y colma su cuerpo con el placer despojado del arrobamiento, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por este placer despojado del arrobamiento.
“Éste es, monjes, el tercer elemento de la noble y recta concentración.
“Además, monjes, al abandonar tanto el placer como la pena –con la anterior desaparición de las alegrías y las tristezas- el monje entra y permanece en el cuarto jhana, el cual va más allá de los placeres y las penas, purificado con la ecuanimidad y atención consciente. Impregna su cuerpo con la pureza mental y clara conciencia de manera tal, que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por esta ecuanimidad y clara conciencia.
“Como si un hombre estuviera sentado cubierto de pie a cabeza con una ropa blanca, de tal manera que no quedara parte alguna de su cuerpo al descubierto. Así también, el monje permanece sentado cubriendo completamente su cuerpo con la pureza mental y clara conciencia, no quedando lugar alguno en todo su cuerpo que no fuera cubierto por esta pureza mental y clara conciencia.
“Éste es, monjes, el cuarto elemento de la noble y recta concentración.
“Además, monjes, el monje tiene bien sujetado el signo de su meditación. Mediante la penetración perspicaz está atento a él, reflexiona sobre él y lo tiene en consideración.
“Como cuando una persona reflexiona sobre la otra; o una persona que está de pie, observa a otra que está sentada; o una persona que está sentada, observa a otra que está acostada. Así es cómo el monje tiene bien sujetado el signo de su meditación. Mediante la penetración perspicaz está atento a él, reflexiona sobre él y lo tiene en consideración.
“Éste es, monjes, el quinto elemento de la noble y recta concentración.
“Cuando el monje, monjes, desarrolla así y persigue los cinco elementos de la noble y recta concentración, puede dirigir su mente hacia la realización de cualquiera de los seis altos conocimientos y llegar a ser el propio testigo de ellos, en todas sus dimensiones.
“Imaginad, monjes, un gran bote lleno de agua colocado en un sitio y un cuervo que quiere tomar de él el agua. Entonces, si un hombre fuerte inclinara este bote hacia uno u otro lado, ¿podría el agua derramarse?”
“Sí, señor”
“De la misma manera, cuando el monje desarrolla y persigue los cinco elementos de la noble y recta concentración, puede dirigir su mente hacia la realización de cualquiera de los seis altos conocimientos y llegar a ser el propio testigo de ellos, en todas sus dimensiones.
“Imaginad también, monjes, un depósito rectangular del agua ubicado al nivel de la tierra, rodeado de diques, rebosante del agua de modo que un cuervo podría fácilmente tomar de él el agua. Entonces, si un hombre fuerte se pusiera a remover los diques de un lugar a otro, ¿podría el agua derramarse?”
“Sí, señor”.
“De la misma manera, cuando el monje desarrolla y persigue los cinco elementos de la noble y recta concentración, puede dirigir su mente hacia la realización de cualquiera de los seis altos conocimientos y llegar a ser el propio testigo de ellos, en todas sus dimensiones.
“Imaginad además, monjes, un carro de guerra ubicado el nivel de la tierra en la encrucijada de cuatro caminos, con cuatro caballos de pura raza enjaezados, con el látigo listo para ser usado. Siendo así, un hábil conductor de carros, un entrenador de caballos indomados, podría fácilmente montar dicho carro de guerra y –tomando las riendas con su mano izquierda y el látigo con su mano derecha- conducirlo hacia delante o hacia atrás, a cualquier lugar y por cualquiera de los caminos, según su deseo. De la misma manera, monjes, cuando el monje desarrolla y persigue los cinco elementos de la noble y recta concentración, puede dirigir su mente hacia la realización de cualquiera de los seis altos conocimientos y llegar a ser el propio testigo de ellos, en todas sus dimensiones.
{151} Meditación en la respiración. En Savatthi. Estando ahí, el Bienaventurado dijo:
“Una cosa, monjes, cuando es desarrollada y cultivada, es beneficiosa y fructífera. ¿Qué cosa? La atención consciente en la respiración. Pero, ¿de qué manera –monjes- la atención consciente en la respiración debe ser desarrollada y cultivada para que sea tan fructífera y beneficiosa?
“He aquí el monje, yendo al bosque, debajo del árbol o en una choza vacía, se sienta. Cruzando las piernas y enderezando su cuerpo, pone su atención consciente enfrente, siempre consciente de que inhala y consciente de que exhala.
“[i] Inhalando largo, él entiende: ‘Estoy inhalando largo’ o exhalando largo, entiende ‘Estoy exhalando largo’. [ii] Cuando inhala corto, él entiende ‘Estoy inhalando corto’ o cuando exhala corto, entiende ‘Estoy exhalando corto’. [iii] Y él se entrena así: ‘Voy a inhalar experimentado el cuerpo entero’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar experimentado el cuerpo entero’. [iv] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar calmando las formaciones corporales’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, calmando las formaciones corporales’.
“[v] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar experimentando la alegría’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, experimentando la alegría’. [vi] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar experimentando el placer’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, experimentando el placer’. [vii] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar experimentando las formaciones mentales’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, experimentando las formaciones mentales’. [viii] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar calmando las formaciones mentales’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, calmando las formaciones mentales’.
“[ix] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar experimentando la mente’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, experimentando la mente’. [x] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar llenando de gozo la mente’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, llenando de gozo la mente’. [xi] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar concentrando la mente’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, concentrando la mente’. [xii] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar liberando la mente’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, liberando la mente’.
“[xiii] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar contemplando la impermanencia’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, contemplando la impermanencia’. [xiv] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar contemplando el desvanecimiento’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, contemplando el desvanecimiento’. [xv] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar contemplando el cese’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, contemplando el cese’. [xvi] Él se entrena así: ‘Voy a inhalar contemplando el renunciamiento’ y se entrena así: ‘Voy a exhalar, contemplando el renunciamiento’.
“Es de manera manera –monjes- que la atención consciente en la respiración, cuando es desarrollada y cultivada, es fructífera y beneficiosa.”
{152} Vissakara: En una ocasión, maestro Ananda, el maestro Gotama estaba morando en Vesali, en la sala con el techo de dos aguas, en el Gran Bosque. En esta ocasión, me acerqué junto al maestro Gotama y él ofreció una charla acerca de la meditación en diferentes maneras. El maestro Gotama fue un meditador, cultivó la meditación y alabó toda clase de meditación.»
Ananda: «En realidad, brahmán, el Bienaventurado no alabó toda clase de meditación ni tampoco condenó a toda clase de meditación. ¿Y qué clase de meditación, brahmán, el Bienaventurado no alabó? He aquí, brahmán, hay quien permanece con su mente obsesionada por las pasiones sensuales, siendo presa de las pasiones sensuales y no sabiendo cómo escaparse efectivamente de las pasiones sensuales. Y mientras que abriga las pasiones sensuales adentro, medita, considera, pondera y mal-medita. Y hay quien, brahmán, permanece con su mente obsesionada por la animadversión, siendo presa de la animadversión… con su mente obsesionada por la pereza y la apatía, siendo presa de la pereza y apatía… con su mente obsesionada por la preocupación y el remordimiento, siendo presa de la preocupación y el remordimiento… con su mente obsesionada por la duda, siendo presa de la duda y no sabiendo cómo escaparse efectivamente de la duda. Y mientras que abriga la duda adentro, medita, considera, pondera y mal-medita. Ésta es la clase de meditación, brahmán, que el Bienaventurado no alabó.
«¿Y qué clase de meditación, brahmán, el Bienaventurado alabó? He aquí, brahmán, el monje, aislado de los placeres sensuales, aislado de los perjudiciales estados mentales, entra y permanece en el primer jhana, el cual está acompañado por el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, por el arrobamiento y felicidad, nacidos del aislamiento. Además, al calmar el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, él entra y permanece en el segundo jhana, que posee la tranquilidad interior y la unificación de la mente; libre del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, lleno de arrobamiento y felicidad nacidos de la concentración. Además, con la desaparición del arrobamiento, él permanece ecuánime, atentamente consciente y con la comprensión clara, experimentando la felicidad a través de su cuerpo; él entra y permanece en el tercer jhana, del cual los nobles declararon: ‘Él es ecuánime, atentamente consciente, uno que encontró una morada placentera.’ Además, con el abandono del placer y de la pena, con la previa desaparición de la alegría y el desplacer, él entra y permanece en el cuarto jhana, que es ni doloroso ni placentero y que comprende la purificación de la atención consciente a través de la ecuanimidad. Ésta es la clase de meditación, brahmán, que el Bienaventurado alabó.»
Vissakaara: «Parece, maestro Ananda, que el maestro Gotama censuró la clase de meditación que debería ser censurada y alabó aquella que debería ser alabada. Y ahora, maestro Ananda, vamos a retirarnos que tenemos muchas ocupaciones.»
{153} «He aquí, monjes, el monje no puede resistir [el impacto del] objeto visible, no puede resistir [el impacto del] sonido, no puede resistir [el impacto del] olor, no puede resistir [el impacto del] sabor, no puede resistir [el impacto de] la sensación táctil. Monjes, el monje que posee estas cinco cualidades no es capaz de entrar y permanecer en la recta concentración…
{154} «Monjes, si no se abandonan las seis cosas, uno no puede entrar y permanecer en el primer jhana. Y, ¿cuáles son, monjes, estas seis cosas? Los deseos sensoriales, la animadversión, la pereza y la apatía, la preocupación y el remordimiento, la duda y no verlos claramente y con discernimiento cuando están presentes.» `[…]
«Monjes, si no se abandonan las seis cosas, uno no puede entrar y permanecer en el primer jhana. Y, ¿cuáles son, monjes, estas seis cosas? Pensamientos sobre la sensualidad, pensamientos sobre la animadversión, pensamientos sobre la violencia, percepción de la sensualidad, percepción de la animadversión y percepción de la violencia.
{155} «Monjes, cuando el monje tiene estas seis características, es capaz de dominar el poder de la concentración. ¿Cuáles son estas seis?
«Es el caso, monjes, cuando el monje es hábil en alcanzar la concentración, es hábil en mantener la concentración, es hábil de emerger de la concentración, lo hace deliberadamente, preserva en la concentración y es susceptible a ella.
{156} «Monjes, el monje dotado de seis cosas puede penetrar dentro de Himalaya, el rey de las montañas, algo que jamás puede decir alguien de la miserable ignorancia. Y, ¿cuáles son estas seis?
«Es el caso, monjes, cuando el monje es hábil en alcanzar la concentración, es hábil en mantener la concentración, es hábil de emerger de la concentración, es hábil en la preparación para la concentración, hábil en el rango de la concentración y es aplicado a ella.
«Monjes, el monje dotado de seis cosas puede penetrar dentro de Himalaya, el rey de las montañas, algo que jamás puede decir alguien de la miserable ignorancia.»
{157} “Imagina un gran charco de agua, al cual llega un gran elefante que mide siete o siete y medio cúbicos. Entonces, este pensamientos se le podría ocurrir: ‘¿qué tal si me sumerjo dentro de este charco de agua para divertirme lanzando chorritos de agua dentro de mis orejas y sobre el cuello, y bañándome luego y tomando el agua, y saliendo y entrando como me plazca?’ Así que él se sumergió dentro de este charco de agua y se divirtió lanzando chorritos de agua dentro de sus orejas y sobre el cuello, y bañándose luego y tomando el agua, y saliendo y entrando como le placía. Y, ¿por qué esto? Porque su gran cuerpo encontraba apoyo en la profundidad.
“Imagina ahora a un conejo o gato paseándose allí y pensando: ‘¿Qué diferencia hay entre yo y este gran elefante? ¿Qué tal si me sumerjo también dentro de este charco de agua para divertirme lanzando chorritos de agua dentro de mis orejas y sobre el cuello, y bañándome luego y tomando el agua, y saliendo y entrando como me plazca?’ Así que también se sumergió imprudentemente en el charco de lagua sin reflexionar, y entonces, sólo podría esperarse de él que se hundiera en lo más abajo o flotara en la superficie. Y, ¿por qué esto? Porque su cuerpo es pequeño y no encontró apoyo en la profundidad.
“De la misma manera, si alguien dijese ‘sin haber alcanzado la concentración voy a vivir recluido, en un lugar solitario y silvestre’, sólo se podría esperar de él que se hundiera en lo más abajo o flotara en la superficie. “
AN 10,99
{158} «Monjes, existen estas cinco ventajas de meditación hecha caminando. ¿Cuáles son estas cinco? El poder soportar largos viajes, poder hacer grandes esfuerzos, estar saludable, tener buena digestión después de que uno haya comido o bebido, masticado o crujido, y la concentración obtenida con la meditación hecha caminando, permanece por mucho tiempo.»
{159} Pensamientos distractores. «Cuando un monje está concentrado en la mente elevada, hay cinco temas a los que debería atender en el momento adecuado. ¿Qué cinco?»
«Se puede dar el caso de que ciertos pensamientos inútiles, malos (compuestos de deseo, repugnancia e ilusión) aparezcan en la mente de un monje mientras éste se halle refiriéndose y atendiendo a un tema en particular. Él debería apartarse de este tema y atender a otro que sea útil. Cuando esté atendiendo a este otro tema, apartado del otro, en relación con lo que es útil, entonces los pensamientos malos e inútiles (compuestos de deseo, repugnancia e ilusión) son abandonados y cesan. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra. De la misma forma que un carpintero o su aprendiz usarían una pequeña estaca para extraer, expulsar y sacar una grande, así si ciertos pensamientos inútiles, malos (compuestos de deseo, repugnancia e ilusión) aparecen en la mente de un monje mientras éste se halle refiriéndose y atendiendo a un tema en particular, él debería apartarse de este tema y atender a otro que sea útil. Cuando esté atendiendo a este otro tema, apartado del otro, en relación con lo que es útil, entonces los pensamientos malos e inútiles (compuestos de deseo, repugnancia e ilusión) son abandonados y cesan. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra.
«Si ciertos pensamientos inútiles, malos (compuestos de deseo, repugnancia e ilusión) aún aparecen en la mente de un monje mientras éste se halle atendiendo a este otro tema que sea útil, debería examinar los inconvenientes de esos pensamientos: ‘En verdad que estos pensamientos míos son inútiles, estos pensamientos míos son dignos de censura, estos pensamientos míos traerán sufrimiento’. Y mientras examina los inconvenientes de estos pensamientos, estos malos e inútiles pensamientos (compuestos de deseo, repugnancia e ilusión) son abandonados y cesan. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra. Así como una mujer (o un hombre) aficionada a los adornos, estaría horrorizada, humillada y disgustada si la piel de una serpiente o de un perro o de un ser humano fuera colgado de su cuello, así también, si en la mente de un monje que esté atendiendo a este otro tema relacionado con lo que es útil aparecieran pensamientos malos e inútiles (compuestos de deseo, repugnancia e ilusión), él debería examinar los inconvenientes de tales pensamientos: ‘En verdad que estos pensamientos míos son inútiles, estos pensamientos míos son dignos de censura, estos pensamientos míos traerán sufrimiento’. Y mientras examina los inconvenientes de estos pensamientos estos malos e inútiles pensamientos (compuestos de deseo, repugnancia o ilusión) son abandonados y cesan. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra.
«Si ciertos pensamientos inútiles, malos (compuestos de deseo, repugnancia o ilusión) aún aparecen en la mente de un monje mientras éste se halle examinando los inconvenientes de estos pensamientos, no debería hacerles caso ni debería prestarles atención. Al no hacerles caso ni prestarles atención, tales pensamientos malos e inútiles son abandonados y desaparecen. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra. Es como cuando un hombre con buenos ojos no quiere ver formas que estén al alcance de su vista y cierra los ojos o mira a otro lado. De la misma forma si ciertos pensamientos inútiles, malos (compuestos de deseo, repugnancia o ilusión) aún aparecen en la mente de un monje mientras éste se halle examinando los inconvenientes de estos pensamientos, no debería hacerles caso ni debería prestarles atención. Al no hacerles caso ni prestarles atención, tales pensamientos malos e inútiles son abandonados y desaparecen. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra.
«Si ciertos pensamientos inútiles, malos (compuestos de deseo, repugnancia o ilusión) aún aparecen en la mente de un monje aunque éste preste atención a estos pensamientos, debería relajar el proceso de fabricación de estos pensamientos. Al relajar el proceso de fabricación de estos pensamientos, tales pensamientos malos e inútiles son abandonados y desaparecen. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra. Así como a un hombre que estuviera caminando rápidamente pensara «¿Por qué estoy caminando rápidamente? ¿Por qué no camino despacio?» Y caminara despacio; y pensara «¿Por qué estoy caminando despacio? ¿Por qué me paro?» Y se parara; y pensara «¿Por qué estoy parado? ¿Por qué no me siento?» Y se sentara; y pensara «¿Por qué estoy sentado? ¿Por qué no me tumbo?» y se sentara. De este modo, abandonando la postura más grosera, adoptara la más refinada. De la misma forma, si ciertos pensamientos inútiles, malos (compuestos de deseo, repugnancia o ilusión) aún aparecen en la mente de un monje aunque éste preste atención a estos pensamientos, debería relajar el proceso de fabricación de estos pensamientos. Al relajar el proceso de fabricación de estos pensamientos, tales pensamientos malos e inútiles son abandonados y desaparecen. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra.
«Si ciertos pensamientos inútiles, malos (compuestos de deseo, repugnancia o ilusión) aún aparecen en la mente de un monje aunque éste se halle relajando el proceso de fabricación de estos pensamientos, entonces, apretando los dientes y presionando la lengua contra el paladar, debería aplastar, doblegar y machacar estos pensamientos con su conciencia. Al, aplastar, doblegar y machacar estos pensamientos con su conciencia, apretando los dientes y presionando la lengua contra el paladar, tales pensamientos malos e inútiles son abandonados y desaparecen. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra. Como un hombre fuerte que levantara a un hombre más débil por la cabeza, la garganta o los hombros, podría derribarle, doblegarle y aplastarle; de la misma forma, si ciertos pensamientos inútiles, malos (compuestos de deseo, repugnancia o ilusión) aún aparecen en la mente de un monje aunque éste se halle relajando el proceso de fabricación de estos pensamientos, entonces, apretando los dientes y presionando la lengua contra el paladar, debería aplastar, doblegar y machacar estos pensamientos con su conciencia. Al aplastar, doblegar y machacar estos pensamientos con su conciencia, apretando los dientes y presionando la lengua contra el paladar, tales pensamientos malos e inútiles son abandonados y desaparecen. Con el abandono, él aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra.
«Así, cuando un monje… prestando atención a otro tema… investigando los inconvenientes de estos pensamientos… no haciéndoles caso ni prestándoles atención… relajando el proceso de fabricación de pensamientos… derribando, doblegando y aplastando su mente con su conciencia… aquieta su mente desde dentro, la calma, la unifica y la concentra: de él se dice que es un monje con dominio sobre las formas del proceso de pensamiento. Piensa lo que quiera y abandona el pensamiento que no quiera. Ha cortado el ansia, se ha despojado de los grilletes y (penetrando correctamente la vanidad) ha acabado con el sufrimiento y el estrés».
{160} «Existen estas impurezas en el oro: arena sucia, gravilla y polvo. El limpiador de la suciedad, o su aprendiz, habiendo colocado el oro en una cuba, lo lava una y otra vez hasta que se las lleva por completo.
«Cuando se ha deshecho de ellas, quedan impurezas moderadas: arena gruesa y polvillo fino. Él lava el oro una y otra vez hasta que se las lleva por completo.
«Cuando se ha deshecho de ellas, quedan impurezas finas: arena fina y polvo negro. El limpiador de la suciedad, o su aprendiz, habiendo colocado el oro en una cuba, lo lava una y otra vez hasta que se las lleva por completo.
«Cuando se ha deshecho de ellas, solo queda el polvo de oro. El orfebre o su aprendiz, habiéndolo colocado en un crisol, lo golpea una y otra vez para deshacerse de la escoria. El oro, hasta que no se le golpea una y otra vez hasta el punto en el que ya no hay impurezas, hasta que no está refinado y libre de escoria, no es flexible, maleable o luminoso. Es quebradizo y no está listo para ser trabajado. Pero llega un punto en el que el orfebre o su aprendiz lo han golpeado una y otra vez hasta que se deshacen de la escoria. El oro, habiendo sido golpeado una y otra vez hasta que ya no hay impurezas, está entonces refinado, libre de escoria, flexible, maleable y luminoso. No es quebradizo, y está listo para ser trabajado. Entonces, cualquier adorno que se le ocurra, ya sea un cinturón, un pendiente, un collar o una cadena dorada, el oro servirá a sus propósitos.
«De la misma manera, existen estas impurezas burdas en un monje resuelto en elevar su mente: mala conducta corporal, verbal y mental. Estas el monje, consciente y capaz por naturaleza, las abandona, destruye, disipa y borra de la existencia. Cuando se ha deshecho de ellas, permanecen en él impurezas moderadas: pensamientos de sensualidad, animadversión y crueldad. Estas las abandona, destruye, disipa y borra de la existencia. Cuando se ha deshecho de ellas, permanecen en él impurezas finas: pensamientos sobre su casta, pensamientos sobre su barrio, pensamientos relacionados con no querer ser despreciado. Estas las abandona, destruye, disipa y borra de la existencia.
«Cuando se ha deshecho de ellas, solo quedan pensamientos del Dhamma. Su concentración no es tranquila ni refinada, no ha alcanzado todavía la serenidad ni la unidad, y se mantiene por la aplicación de una fuerte restricción. Pero llega un punto en el que su mente se vuelve firme internamente, se estabiliza, se unifica y concentra. Su concentración es tranquila y refinada, ha alcanzado la serenidad y la unidad, y ya se mantiene por la aplicación de una fuerte restricción.
{161} «Venerable señor, viviendo diligentes, fervorosos y resueltos, percibimos luces y vemos formas. Al poco tiempo, las luces y la visión de formas se desvanecen pero no comprendemos lo que significa.»
«Anuruddha, tenéis que comprender lo que significa. Anuruddha, antes de mi iluminación, siendo todavía un aspirante a la iluminación, yo también percibía luces y veía formas. Pronto las luces y la visión de formas se desvanecían. Y pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por las que se desvanecen las luces y la visión de las formas?’.
«Entonces pensé: ‘La duda ha surgido en mí y a causa de la duda, pierdo la concentración, y al perderla, se desvanecen las luces y la visión de las formas. Así que obraré de manera que la duda no surja de nuevo’.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces ya ver formas. Y de nuevo, no mucho después, se desvanecieron las luces y la visión de formas. Y pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por las que se desvanecen las luces y la visión de las formas?’
«Entonces pensé: ‘La falta de atención ha surgido en mí y a causa de la falta de atención, pierdo la concentración, y al perderla, se desvanecen las luces y la visión de las formas. Así que obraré de manera que ni la duda ni la falta de atención surjan de nuevo’.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘La pereza y la apatía han surgido en mí… Así que obraré de manera que ni la duda ni la falta de atención ni la pereza y la apatía surjan de nuevo’.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘El miedo ha surgido en mí…’
«Anuruddha, es como un hombre que fuera de camino y le asaltaran asesinos por ambos lados, y le entra un gran miedo, así, Anuruddha, surgió en mí el miedo y a causa del miedo perdí la concentración y al perderla, se desvanecieron las luces y la visión de las formas. ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención, ni la pereza y la apatía, ni el miedo surjan de nuevo’.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘La exultación ha surgido en mí…’
«Anuruddha, al igual que un hombre que fuera en busca del acceso a un tesoro oculto y encontrara cinco entradas a la vez, a causa de ello surgiría en él la exultación, así, Anuruddha, la exultación surgió en mí y a causa de la exultación perdí la concentración y al perderla, se desvanecieron las luces y la visión de las formas. ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni el miedo ni la exultación surjan de nuevo’.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas… Y de nuevo… Entonces pensé: ‘La malignidad ha surgido en mi… Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni la exultación ni la malignidad surjan de nuevo’.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘El exceso de energía ha surgido en mí…’ Anuruddha, al igual que un hombre que agarrase fuertemente una codorniz con ambas manos la mataría, así, Anuruddha, el exceso de energía surgió en mí y a causa del exceso de energía perdí la concentración y, al perderla, se desvanecieron las luces y la visión de las formas.. Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni la malignidad ni el exceso de energía surjan de nuevo.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Anuruddha, al igual que un hombre que agarrase una codorniz pero sin hacer fuerza, se le escaparía de las manos, así, Anuruddha, la falta de energía surgió en mí y a causa de la falta de energía perdí la concentración y, al perderla, se desvanecieron las luces y la visión de las formas… ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni el exceso ni la falta de energía surjan de nuevo».
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘El anhelo ha surgido en mi… ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… [se repite lo mismo]… ni la falta de energía ni el anhelo surjan de nuevo’.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo… Entonces pensé: ‘La percepción de la multiplicidad ha surgido en mí… ‘Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención…. ni el anhelo ni la percepción de la multiplicidad surjan de nuevo.’
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, volví a percibir luces y a ver formas. Y de nuevo, no mucho después, se desvanecieron las luces y la visión de formas. Y pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por las que se desvanecen las luces y la visión de las formas?’
«Entonces pensé: ‘Demasiada contemplación de las formas ha surgido en mí y a causa de ello pierdo la concentración, y al perderla se desvanecen las luces y la visión de las formas. Así que obraré de manera que ni la duda, ni la falta de atención… ni la percepción de la multiplicidad ni demasiada contemplación de las formas surjan de nuevo’.
«Así, Anuruddha, sabiendo que la duda es una impureza de la mente, renuncié a la duda que es una impureza de la mente; sabiendo que la falta de atención… la pereza y la apatía… el miedo… la exultación… la malignidad… el exceso de energía… la falta de energía… el anhelo… la percepción de la multiplicidad… y la demasiada contemplación de las formas, son impurezas de la mente, renuncié a la falta de atención… la pereza y la apatía… el miedo… la exultación… la malignidad… el exceso de energía… la falta de energía… el anhelo… la percepción de la multiplicidad… y la demasiada contemplación de las formas.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, percibía luces pero no veía formas, o bien veía formas pero no percibía luces, y esto durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche.
«Entonces, Anuruddha, pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por la que percibo luces pero no veo formas o bien veo formas pero no percibo luces, yeso durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche?’ Y entonces, Anuruddha, pensé: ‘Percibo las luces pero no veo las formas cuando no prestando atención a la señal de las formas, la presto a la señal de las luces; veo las formas pero no percibo las luces, cuando, no prestando atención a la señal de las luces, la presto a la señal de las formas, y eso, durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche’.
«Así, Anuruddha, permaneciendo diligente, fervoroso y resuelto, percibía luces limitadas y veía formas limitadas, o bien veía formas ilimitadas y percibía luces ilimitadas, yeso durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche. Entonces, Anuruddha, pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón por la que percibo luces limitadas y veo formas limitadas, o bien veo formas ilimitadas y percibo luces ilimitadas, yeso, durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche?’
«Y entonces, Anuruddha, pensé: ‘Cuando la concentración es limitada, entonces la visión es limitada; así que con visión limitada percibo luces limitadas y veo formas limitadas. Cuando la concentración es ilimitada, entonces la visión es ilimitada; así que con visión ilimitada percibo luces ilimitadas y veo formas ilimitadas, yeso durante todo un día, o toda una noche, o todo un día y una noche’.
«Así, Anuruddha, sabiendo que la duda es una impureza de la mente, renuncié a la duda que es una impureza de la mente; sabiendo que la falta de atención… la pereza y la apatía… el miedo… la exultación… la malignidad… el exceso de energía… la falta de energía… anhelo… la percepción de la multiplicidad… y la demasiada contemplación de las formas, son impurezas de la mente, renuncié a la falta de atención… la pereza y la apatía… el miedo… la exultación… la malignidad… el exceso de energía… la falta de energía… anhelo… la percepción de la multiplicidad… y la demasiada contemplación de las formas.
«Entonces pensé: ‘He renunciado a estas impurezas de la mente y ahora voy a dedicarme de tres maneras al cultivo de la concentración’. Así, cultivé la concentración con ideación y la reflexión; cultivé la concentración sin ideación pero con reflexión; cultivé la concentración sin ideación y sin reflexión; cultivé la concentración con gozo; cultivé la concentración sin gozo; cultivé la concentración acompañada de contento y cultivé la concentración acompañada de ecuanimidad.
«Así, Anuruddha, cultivada la concentración con ideación y reflexión; cultivada la concentración sin ideación pero con reflexión; cultivada la concentración sin ideación y sin reflexión; cultivada la concentración con gozo; cultivada la concentración sin gozo; cultivada la concentración acompañada de contento y cultivada la concentración acompañada de ecuanimidad, el conocimiento y la visión surgieron en mí: ‘Mi liberación es inconmovible, éste es mi último nacimiento, no hay ya más devenir.'»
Así habló el Bienaventurado, y el venerable Anuruddha gozó y se complació con sus palabras.
AN 9,35
MN 137
SN 13,11