El profesor del budismo y erudito B. Alan Wallance, un prolífico autor y traductor de los textos budista ofrece una antrevista a la revista «Tricycle», en la cual habla aerca de lo que considera como una práctica budista esencial, aunque generalmente malentendida: la meditación de la atención consciente. Wallace argumenta que nuestra pobre comprensión de la práctica, tiene profundas implicaciones para nuestra práctica meditativa y nos puede alejar del último fruto de la práctica del budismo, que es la liberación del sufrimiento.
Entrevista con Alan Wallace (fragmentos)
El profesor del budismo y erudito B. Alan Wallance es un prolífico autor y traductor de los textos budistas. Con “B.A.” tanto en física como en filosofía de la ciencia del Amherst College y “Ph.D.” en los estudios de la religión de la Universidad de Stanford, dedica gran parte de su tiempo a combinar su interés por el estudio de las tradiciones budistas filosóficas y contemplativas con la relación que las mismas tienen con la ciencia moderna.
Wallace es el fundador y presidente del Santa Barbara Institute for Consciousness Studies (Instituto de los Estudios de los Estados de Conciencia de Santa Bárbara) en California. Aquí, habla con la revista “Tricycle” acerca de lo que considera como una práctica budista esencial, aunque generalmente malentendida: la meditación de la atención consciente. Wallace argumenta que nuestra pobre comprensión de la práctica, tiene profundas implicaciones para nuestra práctica meditativa y nos puede alejar del último fruto de la práctica del budismo, que es la liberación del sufrimiento y sus subyacentes causas.
Esta entrevista fue realizada vía email en el transcurso de varios meses del año 2007.
Durante los últimos meses Usted ha dialogado con varios maestros budistas acerca del tema de la atención consciente. ¿Qué es lo que le ha motivado a abordar este tema?
Durante años estaba perplejo a causa de las discrepancias existentes entre las descripciones de la atención consciente ofrecidas por muchos maestros modernos del Vipassana y los psicólogos confiados en ellos, por un lado y las definiciones de la atención consciente que encontramos en la literatura budista tradicional del Theravada, Mahayana y otras. Cuando por primera vez noté esta disparidad, unos treinta años atrás, pensé que la misma se debía, quizá, a la diferencia entre el budismo Theravada y Mahayana. Sin embargo, mientras más estudiaba este tema, con más claridad me aparecía el hecho, según el cual las tradicionales fuentes Theravada y Mahayana están, en gran parte, de acuerdo una con la otra, y que fueron más bien las consideraciones modernas sobre la atención consciente las que se apartaron de ambas tradiciones.
¿De qué manera difieren estas consideraciones modernas?
Mientras la atención consciente (sati) es frecuentemente equiparada a la mera atención, mis recientes conversaciones con los eruditos monjes, como Bhikkhu Bodhi y Bhikkhu Analayo, y con Rupert Gethin, el presidente del Pali Text Society, como también la lectura de sus recientes trabajos, me llevó a la conclusión, según la cual la mera atención corresponde más bien al término pali manasikara , el cual comúnmente suele traducirse como “atención” u “ocupación mental”. Esta palabra se refiere a la escisión inicial de los segundos de la pura cognición del objeto, antes de que el mismo sea reconocido, identificado y conceptualizado; y ésto, de acuerdo al punto de vista budista, no es considerado como un factor mental saludable, sino que más bien, es éticamente neutro. El significado primario de sati , por otro lado, es el de “recordamiento”, el “no-olvido”. Esto incluye la memoria retrospectiva de las cosas del pasado, un recordamiento prospectivo de hacer algo en el futuro y el presente: estar centrado en el recordamiento, en el sentido de mantener una inquebrantable atención hacia la realidad presente. Lo opuesto a la atención consciente es el olvido, así que la atención consciente aplicada a la respiración, por ejemplo, involucra una inquebrantable atención en la respiración. La atención consciente puede ser usada para sostener la mera atención (manasikara), pero en ninguna parte, las tradicionales fuentes budistas equiparan la atención consciente con semejante tipo de atención.
¿Ha mencionado el Buda el término “manasikara” en sus instrucciones acerca de la atención consciente?
No, hasta donde yo sepa. El término aparece de manera más prominente en el Abhidhamma -los tratados básicos de la psicología budista. En las instrucciones prácticas del Buda, en ambos, tanto en samatha (meditación de tranquilidad) como en vipassana (meditación penetrante o perspicaz), los términos que aparecen con más frecuencia son sati y sampajanna. Sampajanna, usualmente se traduce del pali como “clara comprensión”, pero este tipo de conocimiento siempre tiene una cualidad reflexiva: invariablemente se vincula con la acción de monitorizar los estados de su propio cuerpo y de la mente, algunas veces, en relación con el entorno en el cual uno se encuentra. Por esta razón, personalmente prefiero traducir sampajanna como “introspección”, lo cual se vincula con la observación que discierne no sólo su propia mente, sino también sus actividades físicas y verbales.
¿Cuáles podrían ser algunos de los escollos de la meditación simplemente vista como el proceso de mera atención?
Cuando la atención consciente es equiparada con la mera atención, fácilmente puede llevar al malentendido, según el cual, el cultivo de la atención consciente no tiene nada qué ver con la ética o con el cultivo de los saludables estados mentales y la atenuación de los estados insalubres. Nada podría estar más lejos de la verdad que esto. En el Abhidhamma pali, cuando la atención consciente está listada como un estado mental saludable, no está descrita en términos de la mera atención, sino como el factor que claramente distingue los estados mentales saludables de los insalubres, al igual que la conducta. Se lo usa como soporte de los estados mentales saludables y contrapartida de los estados insalubres.
¿Cuál, entonces, es el rol de la mera atención?
El cultivo de la mera atención es valioso desde diferentes puntos de vista y existe un considerable y rápidamente creciente corpus de investigaciones acerca de sus beneficios tanto en relación con los desórdenes psicológicos como fisiológicos. Pero es incorrecto, equipararla con la atención consciente, y el error aún más grave consiste en pensar que todo esto es vipassana. Si éste fuera el caso, todas las enseñanzas del Buda sobre la ética y el samadhi (la atención altamente focalizada) serían irrelevantes, y la sabiduría sería irrelevante también. Con demasiada frecuencia, la gente que asume que la mera atención es el todo de la meditación, rechaza el resto del budismo como burradas y necedades. Las enseñanzas esenciales son reemplazadas por sus propias preconcepciones.
Una de las reivindicaciones es que la mera atención, automáticamente previene a que surjan los pensamientos insalubres. ¿Existe alguna base que sustente esta noción en los textos?
La mera atención, como la calma, como el conocimiento no reactivo del objeto de meditación juega un rol crucial en la práctica de samatha , la cual mitiga los estados mentales como la avidez, la aversión, el aburrimiento, la agitación y las dudas. Existen también en los textos budistas varios relatos de gente que ha ganado un profundo y liberador conocimiento penetrante, parecido a la mera atención. Quizá, uno de los más conocidos ejemplos es el del asceta errante, Bahiya. Luego de haber llegado a realizaciones contemplativas muy elevadas, él reconoció que aún así no había alcanzado la liberación, así que buscó la guía espiritual del Buda, quien le dijo: “referente a lo visto, hay solamente lo visto. Referente a lo escuchado, hay solamente lo escuchado. Referente a lo sentido, hay solamente lo sentido. Referente a lo conocido, solamente hay lo conocido. Así es cómo deberías entrenarse a si mismo”. Y Bahiya, inmediatamente alcanzó la liberación.
Podríamos fácilmente concluir, de esta historia, que la mera atención es todo lo que es necesario en la meditación penetrante. Pero, tenemos que recordar que el caso de Bahiya era excepcional: él ya había alcanzado previamente un elevado nivel de la madurez espiritual, inclusive antes de encontrarse con el Buda, de modo que esta quintaesencia de las instrucciones, era todo lo que él necesitaba para purificar su mente completamente de las aflicciones. Para el resto de nosotros, la rica diversidad de las teorías y prácticas budistas ha de ser de gran ayuda. La mera atención puede jugar un rol importante en esto y, en ocasiones, puede realmente prevenir el surgimiento de los pensamientos insalubres. Pero, si dejamos la mera atención sola, ¡la misma también puede prevenir la aparición de los pensamientos saludables! Por ejemplo, las meditaciones para el cultivo de las cuatro virtudes sublimes del amor benevolente, compasión, alegría altruista y ecuanimidad, todas se practican con la atención consciente, pero no con la mera atención. Mera atención no es una práctica completa y por sí sola, aunque útil, es muy limitada.
Las diferentes definiciones de la atención consciente, ¿tienen algunas consecuencias prácticas o son temas puramente semánticos?
Son mucho más que cuestiones puramente semánticas. En el uso común, el término inglés mindfullness (atención consciente) significa simplemente “estar consciente” o “estar atento”. Pero sati tiene connotaciones mucho más ricas, de modo que, aquellos que desean practicar la meditación budista, estarían bien aconsejados si procuraran obtener el más claro entendimiento posible sobre éste término y otros relacionados, basándose en las fuentes más fidedignas que conozcan. De otra manera, la meditación budista rápidamente se convertirá en una vaga especie mental de “estar aquí ahora”, donde la extraordinaria riqueza y profundidad de la tradición meditativa budista, estará perdida.
¿Podría ayudar en algo el hecho de estandarizar el significado de la atención consciente?
Tendiendo en cuenta la integridad de cada tradición, sería equivocado forzarlas todas a asumir el mismo molde. Es importante ser sensible a las diferencias existentes entre las escuelas. Pero a medida que los discursos atribuidos al Buda y los comentarios más importantes, estén de acuerdo con el significado de la atención consciente, esto podría ser reconocido por los budistas de todas las escuelas.
En su clásica obra del siglo V, “El camino de la purificación”, Buddhaghosa, el más reconocido comentarista de la tradición Theravada, empieza la explicación de este tema señalando que, es gracias a la atención consciente que somos capaces de recordar las cosas o los eventos del pasado, haciéndose eco de la definición de este término hecho por el Buda. Su característica, escribe Buddhaghosa, es la “no-flotación”, por lo cual la mente está involucrada de cerca con el objeto escogido a ser atendido. Su propiedad es la de “no perderse”, lo que indica que la atención consciente nos capacita a mantener nuestra atención sin olvidarse de ello. Su manifestación es la de “resguardar” o estar “cara a cara con el objeto”, lo que implica que “la soga de la atención consciente” mantiene la atención firmemente en el objeto escogido, tanto si el mismo es relativamente estable o si se compone de un continuo de eventos interrelacionados. Su base consiste en “notar fuertemente”, lo que sugiere su cualidad de discernimiento, que es crucial en la práctica del satipatthana (las cuatro aplicaciones de la atención consciente) -atención consciente en el cuerpo, en las sensaciones, pensamientos y otros fenómenos. De acuerdo a lo que comenta Buddhaghosa, la atención consciente debería ser vista como un poste colocado en su objeto, o como el portero que cuida las puertas de la percepción. Sobre la base de este clásico y reconocido texto, podemos fácilmente ver, el por qué la atención consciente es esencial tanto para samatha como para vipassana, en particular y para la práctica espiritual, en general. Tradicionalmente, samatha es el método primario para cultivar la atención consciente, mientras que en la práctica del vipassana , uno aplica la atención consciente y la sabiduría (pañña ) al cuerpo, mente, sensaciones y otros fenómenos.
En su rol sicológico como recordamiento, sati es una facultad mental común y corriente que solemos usar en la vida diaria. Algunos de los ejercicios del satipatthana como la contemplación de las partes anatómicas del cuerpo, no serían posible de hacer solamente con la mera atención- por ejemplo, cuando el satipatthana está usado en la práctica del escaneo mental de las sensaciones corporales. En todos los casos, la atención consciente, en cuanto cultivada como parte de la práctica espiritual, está aplicada con inteligencia y discernimiento, frecuentemente para ver los fenómenos dentro del contexto de las categorías budistas tales como los cinco conjuntos de componentes. Esto es evidente en el discurso primario del Buda sobre satipatthana, el cual va mucho más allá de la mera atención.
¿Qué diferencia hay entre la atención consciente y la recta atención consciente? ¿Existe tal cosa como la atención consciente incorrecta?
Un francotirador escondido entre la maleza, esperando para disparar a su enemigo, podría estar perfectamente consciente de todo lo que ocurre en cada momento. Sin embargo, por el hecho de tener la intención de matar, está practicando una atención consciente incorrecta. De hecho, lo que él está practicando es la mera atención, sin el componente ético alguno. Generalmente hablando, la recta atención consciente ha de ser integrada con sampajanna -de nuevo, la introspección envuelta en clara comprensión- y solamente cuando los dos trabajan en conjunto, es que la recta atención consciente puede cumplir con su cometido. Más específicamente, en la práctica de las Cuatro Aplicaciones de la Atención Consciente, la recta atención consciente tiene que acaecer en el contexto del pleno Óctuple Noble Sendero: por ejemplo, tiene que ser guiada por la recta visión, motivada por la recta intención, establecida en la ética y cultivada en conjunto con el recto esfuerzo. Sin la recta visión o recta intención, uno podría practicar la mera atención sin llegar a desarrollar nunca la recta atención consciente. Así que, la mera atención, en ningún sentido, capta el significado completo del vipassana , antes bien, representa tan sólo su fase inicial, dentro del desarrollo meditativo de la recta atención consciente.
En ciertos círculos, existe la tendencia de favorecer la práctica del vipassana por encima de la práctica del samatha. ¿Tendría Usted algo que decir acerca de este tema?
El término “samatha”, traducido a veces como “tranquilidad” o “quietud mental”, se refiere a una amplia gama de prácticas, cuyo propósito es alcanzar samadhi, un elevado grado de atención focalizada o concentración en un sólo punto. Ambas, tanto la atención consciente como la introspección, forman parte integral de toda clase de prácticas de samatha y la conciencia concentrada, una vez alcanzada por medio de estas prácticas, puede ser aplicada a cualquier clase de objetos: pequeños o grandes, simples o complejos, relativamente estables o cambiantes. La práctica del samatha es frecuentemente pasada por alto o, mejor, marginalizada en muchas escuelas budistas contemporáneas, incluidas el Zen, Theravada y el budismo tibetano. Con el énfasis en la “iluminación súbita”, la tradición Zen no enseña samatha como una práctica separada. Más bien, la incorpora dentro de la práctica de zazen o “simplemente sentado” y en la meditación de los koans. Esta misma tendencia se está llevando a cabo recientemente en la moderna tradición Vipassana, la cual des-enfatiza al samatha .
Sin embargo, en la literatura tradicional del Theravada y Mahayana, la práctica del samatha juega un rol protagónico en la conocida triada de la ética, el balance mental (el significado más amplio del samadhi) y la sabiduría. Además, la colección de las prácticas budistas enseñadas como samadhi , cubren un espectro mucho mayor que tan sólo el de la concentración en un punto. Estas prácticas, están orientadas al cultivo de los excepcionales estados de la salud mental y el balance, de modo que, todas las meditaciones de la perspicacia pueden ser óptimamente desarrolladas sólo sobre esta base. Sin la atención consciente, el balance mental no puede ser desarrollado. Y sin la estabilidad y la viveza de la atención, alcanzadas a través de la práctica del samatha , la práctica de la sabiduría budista se ve destinada a ser dañada por la agitación mental, el aburrimiento u otros obstáculos. La ética y el balance mental se sostienen uno al otro, al igual que samatha y vipassana [1] .
FUENTE:
B. Allan Wallace [en línea] “ A Mindful Balance: What did the Buddha Really Mean by ‘Mindfulness’?” en Tricycle Magazin Primavera, 2008 http://www.tricycle.com/a-mindful-balance
http://www.alanwallace.org/spr08wallace_comp.pdf
NOTA DEL TRADUCTOR
[1] Las dos últimas preguntas de la entrevista que vienen a continuación, no incluidas en esta traducción, hacen referencia a los detalles de la práctica de la atención consciente en otras tradiciones budistas, como el Vajrayana o Zen. Las personas interesadas, pueden acceder a la versión inglesa de ellas, a través de cualquiera de los dos enlaces incluidos en la citada fuente.
Traducido del por Isidatta para el Bosque Theravada © 2009
Publicado por el Bosque Theravada © 2009
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