El Buda explica cómo un largo camino de la práctica de meditación, culmina con la Iluminación de los seres que aprecian el valor del renunciamiento.
He escuchado que en una ocasión el Bienaventurado estaba morando entre los mallanos cerca de su ciudad de nombre Uruvelakappa. Entonces, por la mañana temprano el Bienaventurado se vistió y, llevando su cuenco para mendigar la comida y la ropa exterior, se fue a Uruvelakappa a pedir limosnas de comida. Al retornar de su habitual ronda de mendigar la comida, después de comer, dijo al Venerable Ananda: “Quédate aquí, Ananda, mientras que yo voy al Gran Bosque para morar ahí durante el día”.
“Sí, venerable señor”, respondió el Venerable Ananda.
Entonces, el Bienaventurado entró al Gran Bosque y se sentó debajo de un árbol para morar ahí durante el día.
En esta ocasión, el hombre hogareño de nombre Tapussa se fue junto al Venerable Ananda y, al llegar, lo saludó respetuosamente y se sentó a un lado. Una vez sentado, dijo al Venerable Ananda: “Venerable Ananda, nosotros los hombres hogareños nos complacemos en la sensualidad, nos deleitamos en la sensualidad, gozamos de la sensualidad y disfrutamos de la sensualidad. Para nosotros –que nos complacemos en la sensualidad, nos deleitamos en la sensualidad, gozamos de la sensualidad y disfrutamos de la sensualidad- el renunciamiento nos parece como un total desprendimiento. He oído que en este Dhamma y Disciplina, el corazón, inclusive de los monjes jóvenes, se inclina hacia el renunciamiento y crece por eso en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y es justamente aquí, venerable señor, donde este Dhamma y Disciplina de los monjes es muy opuesto a [las costumbres de] la gran masa de la gente: en el tema del renunciamiento.”
“Éste realmente es un tópico de conversación, hombre hogareño. Vayamos a ver al Bienaventurado. Acerquémonos a él y, al llegar, expongámosle este tema. De modo que él nos lo explique y así lo mantendremos en la mente”.
“Muy bien, venerable señor”, respondió el hombre hogareño Tapussa al Venerable Ananda.
Entonces, el Venerable Ananda y el hombre hogareño Tapussa se fueron junto al Bienaventurado y, al llegar, le rindieron homenaje y se sentaron a un lado. Una vez sentados allí, el Venerable Ananda dijo el Bienaventurado: “Venerable señor, he aquí que el hombre hogareño Tapussa me dijo esto: ‘Venerable Ananda, nosotros los hombres hogareños nos complacemos en la sensualidad, nos deleitamos en la sensualidad, gozamos de la sensualidad y disfrutamos de la sensualidad. Para nosotros –que nos complacemos en la sensualidad, nos deleitamos en la sensualidad, gozamos de la sensualidad y disfrutamos de la sensualidad- el renunciamiento nos parece como un total desprendimiento. He oído que en este Dhamma y Disciplina, el corazón, inclusive de los monjes jóvenes, se inclina hacia el renunciamiento y crece por eso en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y es justamente aquí, venerable señor, dónde este Dhamma y Disciplina de los monjes es opuesto a [las costumbres de] la gran masa de la gente: en el renunciamiento.’”
“Esto es así, Ananda, esto es realmente así. Hasta yo mismo, antes de mi Despertar, cuando aún era un no iluminado plenamente Bodhisatta, pensaba: ‘El renunciamiento es bueno. La reclusión es buena.’ Pero mi corazón no se inclinaba hacia el renunciamiento y, por eso, no crecía en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, éste pensamiento se me ha ocurrido: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón, por la cual mi corazón no se inclina hacia el renunciamiento y, por eso, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz?’ Y se me ocurrió esto: ‘Yo no había visto la desventaja de los placeres sensuales; no había seguido la pista [de este tema]. No he entendido la gratificación del renunciamiento ni me he familiarizado con él. Es por eso que mi corazón no se inclina hacia el renunciamiento y, en consecuencia, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Entonces, Ananda, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Si yo, habiendo visto la desventaja de los placeres sensuales, siguiera la pista de este tema y si, habiendo entendido la gratificación del renunciamiento, me familiarizara con él, entonces sería posible que mi corazón se inclinara hacia el renunciamiento y, en consecuencia, creciera en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Así que, más tarde, habiendo visto la desventaja de los placeres sensuales, seguí la pista de este tema y, habiendo entendido la gratificación del renunciamiento, me familiaricé con él. En consecuencia, mi corazón se inclinó hacia el renunciamiento y, por eso, creció en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, separado de los placeres sensuales, separado de los perjudiciales estados mentales, entré y permanecí en el primer jhana: el arrobamiento y la felicidad nacidos de la reclusión, acompañados por el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido.
“Al permanecer ahí, mi atención estaba obstruida aún con las percepciones ligadas a la sensualidad. Esto provocó una aflicción en mí. Así como el dolor o la aflicción surgen a veces en una persona saludable, así surgía en mí la aflicción, cuando mi atención se veía obstruida con las percepciones ligadas a la sensualidad.
“Entonces, Ananda, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Sería bueno que, con la desaparición del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, entrara y permaneciera en el segundo jhana: el arrobamiento y la felicidad nacidos de la concentración, la unificación mental y la tranquilidad interior, libre del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido.’ Pero mi corazón no se inclinaba a estar sin el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido y, por eso, no crecía en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y yo pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón, por la cual mi corazón no se inclina a estar sin el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, y, por eso, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz?’ Y se me ocurrió esto: ‘Yo no había visto la desventaja del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido; no había seguido la pista de este tema. No he entendido la gratificación de la ausencia del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido ni me he familiarizado con esto. Es por eso que mi corazón no se inclina a estar sin el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido y, en consecuencia, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Entonces, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Si yo, habiendo visto la desventaja del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, siguiera la pista de este tema y si, habiendo entendido la gratificación de la ausencia del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, me familiarizara con él, entonces sería posible que mi corazón se inclinara hacia la ausencia del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido y, en consecuencia, creciera en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Así que, más tarde, habiendo visto la desventaja del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, seguí la pista de este tema y, habiendo entendido la gratificación de la ausencia del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, me familiaricé con ello. En consecuencia, mi corazón se inclinó hacia la ausencia del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido y, por eso, creció en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, con la desaparición del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, entré y permanecí en el segundo jhana: el arrobamiento y la felicidad nacidos de la concentración, unificación mental y tranquilidad interior, libre del pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido.
“Al permanecer ahí, mi atención estaba obstruida aún con las percepciones ligadas al pensamiento aplicado. Esto provocó una aflicción en mí. Así como el dolor o la aflicción surgen a veces en una persona saludable, así surgía en mí la aflicción, cuando mi atención se veía obstruida con las percepciones ligadas al pensamiento aplicado.
“Entonces, Ananda, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Sería bueno que, con la desaparición del arrobamiento, morara con la desapasionada ecuanimidad, atentamente consciente y con clara comprensión, experimentando corporalmente la felicidad, y así entrara y permaneciera en el tercer jhana, del cual los Nobles declararon: «Ecuánime y atentamente consciente, él permanece feliz en una morada apacible».’ Pero mi corazón no se inclinaba a estar sin el arrobamiento y, por eso, no crecía en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y yo pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón, por la cual mi corazón no se inclina a estar sin el arrobamiento y, por eso, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz?’ Y se me ocurrió esto: ‘Yo no había visto la desventaja del arrobamiento; no había seguido la pista de este tema. No he entendido la gratificación de la ausencia del arrobamiento ni me he familiarizado con esto. Es por eso que mi corazón no se inclina a estar sin el arrobamiento y, en consecuencia, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Entonces, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Si yo, habiendo visto la desventaja del arrobamiento, siguiera la pista de este tema y si, habiendo entendido la gratificación de la ausencia del arrobamiento, me familiarizara con esto, entonces sería posible que mi corazón se inclinara hacia la ausencia del arrobamiento y, en consecuencia, creciera en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Así que, más tarde, habiendo visto la desventaja del arrobamiento, seguí la pista de este tema y, habiendo entendido la gratificación de la ausencia del arrobamiento, me familiaricé con ello. En consecuencia, mi corazón se inclinó hacia la ausencia del arrobamiento y, por eso, creció en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, con la desaparición del arrobamiento, moré con la desapasionada ecuanimidad, atentamente consciente y con clara comprensión, experimentando corporalmente la felicidad, y así entré y permanecí en el tercer jhana, del cual los Nobles declararon: ‘Ecuánime y atentamente consciente, él permanece feliz en una morada apacible’.
“Al permanecer ahí, mi atención estaba obstruida aún con las percepciones ligadas al arrobamiento. Esto provocó una aflicción en mí. Así como el dolor o la aflicción surgen a veces en una persona saludable, así surgía en mí la aflicción, cuando mi atención se veía obstruida con las percepciones ligadas al arrobamiento.
“Entonces, Ananda, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Sería bueno que, con el abandono, tanto de la felicidad como del dolor, y con la previa desaparición de lo placentero y lo displicente, entrara y permaneciera en el cuarto jhana: en la morada apacible de la ecuanimidad y atención consciente purificadas, sin felicidad ni dolor’. Pero mi corazón no se inclinaba a estar sin la felicidad y, por eso, no crecía en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y yo pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón, por la cual mi corazón no se inclina a estar sin la felicidad y, por eso, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz?’ Y se me ocurrió esto: ‘Yo no había visto la desventaja de la felicidad; no había seguido la pista de este tema. No he entendido la gratificación de la ausencia de la felicidad ni me he familiarizado con esto. Es por eso que mi corazón no se inclina a estar sin la felicidad y, en consecuencia, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Entonces, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Si yo, habiendo visto la desventaja de la felicidad, siguiera la pista de este tema y si, habiendo entendido la gratificación de la ausencia de la felicidad, me familiarizara con esto, entonces sería posible que mi corazón se inclinara hacia la ausencia de la felicidad y, en consecuencia, creciera en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Así que, más tarde, habiendo visto la desventaja de la felicidad, seguí la pista de este tema y, habiendo entendido la gratificación de la ausencia de la felicidad, me familiaricé con ello. En consecuencia, mi corazón se inclinó hacia la ausencia de la felicidad y, por eso, creció en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, con el abandono, tanto de la felicidad como del dolor, y con la previa desaparición de lo placentero y lo displicente, entré y permanecí en el cuarto jhana: en la morada apacible de la ecuanimidad y atención consciente purificadas, sin felicidad ni dolor.
“Al permanecer ahí, mi atención estaba obstruida aún con las percepciones ligadas a la ecuanimidad. Esto provocó una aflicción en mí. Así como el dolor o la aflicción surgen a veces en una persona saludable, así surgía en mí la aflicción, cuando mi atención se veía obstruida con las percepciones ligadas a la ecuanimidad.
“Entonces, Ananda, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Sería bueno que, trascendiendo totalmente la percepción de las formas, con la desaparición de la percepción de la resistencia, no atendiendo a la diversidad y pensando «el espacio infinito», entrara y permaneciera en la esfera del espacio infinito.’ Pero mi corazón no se inclinaba hacia la esfera del espacio infinito y, por eso, no crecía en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y yo pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón, por la cual mi corazón no se inclina hacia la esfera del espacio infinito y, por eso, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz?’ Y se me ocurrió esto: ‘Yo no había visto la desventaja de las formas; no había seguido la pista de este tema. No he entendido la gratificación de la esfera del espacio infinito ni me he familiarizado con ella. Es por eso que mi corazón no se inclina hacia la esfera del espacio infinito y, en consecuencia, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Entonces, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Si yo, habiendo visto la desventaja de las formas, siguiera la pista de este tema y si, habiendo entendido la gratificación de la esfera del espacio infinito, me familiarizara con ella, entonces sería posible que mi corazón se inclinara hacia la esfera del espacio infinito y, en consecuencia, creciera en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Así que, más tarde, habiendo visto la desventaja de las formas, seguí la pista de este tema y, habiendo entendido la gratificación la esfera del espacio infinito, me familiaricé con ella. En consecuencia, mi corazón se inclinó hacia la esfera del espacio infinito y, por eso, creció en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, trascendiendo totalmente la percepción de las formas, con la desaparición de la percepción de la resistencia, no atendiendo a la diversidad y pensando «el espacio infinito», entré y permanecí en la esfera del espacio infinito.
“Al permanecer ahí, mi atención estaba obstruida aún con las percepciones ligadas a las formas. Esto provocó una aflicción en mí. Así como el dolor o la aflicción surgen a veces en una persona saludable, así surgía en mí la aflicción, cuando mi atención se veía obstruida con las percepciones ligadas a las formas.
“Entonces, Ananda, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Sería bueno que, trascendiendo totalmente la esfera del espacio infinito, pensando: «la conciencia infinita», entrara y permaneciera en la esfera de la conciencia infinita.’ Pero mi corazón no se inclinaba hacia la esfera de la conciencia infinita y, por eso, no crecía en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y yo pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón, por la cual mi corazón no se inclina hacia la esfera de la conciencia infinita y, por eso, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz?’ Y se me ocurrió esto: ‘Yo no había visto la desventaja de la esfera del espacio infinito; no había seguido la pista de este tema. No he entendido la gratificación de la esfera de la conciencia infinita ni me he familiarizado con ella. Es por eso que mi corazón no se inclina hacia la esfera de la conciencia infinita y, en consecuencia, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Entonces, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Si yo, habiendo visto la desventaja de la esfera del espacio infinito, siguiera la pista de este tema y si, habiendo entendido la gratificación de la esfera de la conciencia infinita, me familiarizara con ella, entonces sería posible que mi corazón se inclinara hacia la esfera de la conciencia infinita y, en consecuencia, creciera en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Así que, más tarde, habiendo visto la desventaja de la esfera del espacio infinito, seguí la pista de este tema y, habiendo entendido la gratificación la esfera de la conciencia infinita, me familiaricé con ella. En consecuencia, mi corazón se inclinó hacia la esfera de la conciencia infinita y, por eso, creció en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, trascendiendo totalmente la esfera del espacio infinito, pensando: «la conciencia infinita», entré y permanecí en la esfera de la conciencia infinita.
“Al permanecer ahí, mi atención estaba obstruida aún con las percepciones ligadas a la esfera del espacio infinito. Esto provocó una aflicción en mí. Así como el dolor o la aflicción surgen a veces en una persona saludable, así surgía en mí la aflicción, cuando mi atención se veía obstruida con las percepciones ligadas a la esfera del espacio infinito.
“Entonces, Ananda, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Sería bueno que, trascendiendo totalmente la esfera de la conciencia infinita, pensando: «he aquí no hay nada», entrara y permaneciera en la esfera de la nada.’ Pero mi corazón no se inclinaba hacia la esfera de la nada y, por eso, no crecía en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y yo pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón, por la cual mi corazón no se inclina hacia la esfera de la nada y, por eso, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz?’ Y se me ocurrió esto: ‘Yo no había visto la desventaja de la esfera de la conciencia infinita; no había seguido la pista de este tema. No he entendido la gratificación de la esfera de la nada ni me he familiarizado con ella. Es por eso que mi corazón no se inclina hacia la esfera de la nada y, en consecuencia, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Entonces, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Si yo, habiendo visto la desventaja de la esfera de la conciencia infinita, siguiera la pista de este tema y si, habiendo entendido la gratificación de la esfera de la nada, me familiarizara con ella, entonces sería posible que mi corazón se inclinara hacia la esfera de la nada y, en consecuencia, creciera en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Así que, más tarde, habiendo visto la desventaja de la esfera de la conciencia infinita, seguí la pista de este tema y, habiendo entendido la gratificación la esfera de la nada, me familiaricé con ella. En consecuencia, mi corazón se inclinó hacia la esfera de la nada y, por eso, creció en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, trascendiendo totalmente la esfera de la conciencia infinita, pensando: «he aquí no hay nada», entré y permanecí en la esfera de la nada.
“Al permanecer ahí, mi atención estaba obstruida aún con las percepciones ligadas a la esfera de la conciencia infinita. Esto provocó una aflicción en mí. Así como el dolor o la aflicción surgen a veces en una persona saludable, así surgía en mí la aflicción, cuando mi atención se veía obstruida con las percepciones ligadas a la esfera de la conciencia infinita.
“Entonces, Ananda, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Sería bueno que, trascendiendo totalmente la esfera de la nada, entrara y permaneciera en la esfera de la ni percepción ni la no percepción.’ Pero mi corazón no se inclinaba hacia la esfera de la ni percepción ni la no percepción y, por eso, no crecía en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y yo pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón, por la cual mi corazón no se inclina hacia la esfera de la ni percepción ni la no percepción y, por eso, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz?’ Y se me ocurrió esto: ‘Yo no había visto la desventaja de la esfera de la nada; no había seguido la pista de este tema. No he entendido la gratificación de la esfera de la ni percepción ni la no percepción ni me he familiarizado con ella. Es por eso que mi corazón no se inclina hacia la esfera de la ni percepción ni la no percepción y, en consecuencia, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Entonces, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Si yo, habiendo visto la desventaja de la esfera de la nada, siguiera la pista de este tema y si, habiendo entendido la gratificación de la esfera de la ni percepción ni la no percepción, me familiarizara con ella, entonces sería posible que mi corazón se inclinara hacia la esfera de la ni percepción ni la no percepción y, en consecuencia, creciera en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Así que, más tarde, habiendo visto la desventaja de la esfera de la nada, seguí la pista de este tema y, habiendo entendido la gratificación la esfera de la ni percepción ni la no percepción, me familiaricé con ella. En consecuencia, mi corazón se inclinó hacia la esfera de la ni percepción ni la no percepción y, por eso, creció en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, trascendiendo totalmente la esfera de la nada, entré y permanecí en la esfera de la ni percepción ni la no percepción.
“Al permanecer ahí, mi atención estaba obstruida aún con las percepciones ligadas a la esfera de la nada. Esto provocó una aflicción en mí. Así como el dolor o la aflicción surgen a veces en una persona saludable, así surgía en mí la aflicción, cuando mi atención se veía obstruida con las percepciones ligadas a la esfera de la nada.
“Entonces, Ananda, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Sería bueno que, trascendiendo totalmente la esfera de la ni percepción ni la no percepción, entrara y permaneciera en el cese de la percepción y la sensación.’ Pero mi corazón no se inclinaba hacia el cese de la percepción y la sensación y, por eso, no crecía en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Y yo pensé: ‘¿Cuál es la causa, cuál es la razón, por la cual mi corazón no se inclina hacia el cese de la percepción y la sensación y, por eso, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz?’ Y se me ocurrió esto: ‘Yo no había visto la desventaja de la esfera de la ni percepción ni la no percepción; no había seguido la pista de este tema. No he entendido la gratificación del cese de la percepción y la sensación ni me he familiarizado con él. Es por eso que mi corazón no se inclina hacia el cese de la percepción y la sensación y, en consecuencia, no crece en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Entonces, este pensamiento se me ha ocurrido: ‘Si yo, habiendo visto la desventaja de la esfera de la ni percepción ni la no percepción, siguiera la pista de este tema y si, habiendo entendido la gratificación de la esfera del cese de la percepción y la sensación, me familiarizara con él, entonces sería posible que mi corazón se inclinara hacia la esfera del cese de la percepción y la sensación y, en consecuencia, creciera en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz.’
“Así que, más tarde, habiendo visto la desventaja de la esfera de la ni percepción ni la no percepción, seguí la pista de este tema y, habiendo entendido la gratificación la esfera del cese de la percepción y la sensación, me familiaricé con él. En consecuencia, mi corazón se inclinó hacia el cese de la percepción y la sensación y, por eso, creció en confidencia, calma y firmeza, viendo en eso la paz. Entonces, trascendiendo totalmente la esfera de la ni percepción ni la no percepción, entré y permanecí en el cese de la percepción y la sensación. Y he visto con discernimiento, que las corrupciones mentales llegaron a la destrucción total.
“Ananda, mientras que yo aún no llegaba a alcanzar estos nueve logros ni llegaba a emerger de ellos paso a paso, hacia delante y hacia atrás, no pude pretender estar plenamente iluminado ni poseer este despertar perfecto, incomparable en este mundo con sus devas, Maras y Bramas, con sus ascetas y sacerdotes, con sus realezas y gente común. Pero tan pronto, Ananda, que alcancé estos nueve logros y llegué a emerger de ellos paso a paso, declaré estar plenamente iluminado y poseer este despertar perfecto, incomparable en este mundo con sus devas, Maras y Bramas, con sus ascetas y sacerdotes, con sus realezas y gente común. Entonces, este conocimiento y esta visión surgieron en mi: ‘Mi libertad es inquebrantable. Éste es el último nacimiento. De ahora en más, no hay futuras existencias.”
FUENTES:
HARE, E.M. (2001) “Tapussa” en The Book of the Gradual Sayings (Anguttara-Nikaya) or More-Numbered Suttas. Vol. IV: The Books of the Sevens, Eights and Nines. Oxford, Pali Text Society. Págs. 293-295.
“Tapussasutta” en World Tipitaka Edition http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/17A9/1/1.4/1.4.10 (13/05/2008)
THANISSARO BHIKKHU [en línea] Tapussa Sutta: To Tapussa. http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/an/an09/an09.041.than.html (18/06/2006)
Traducido y publicado por Isidatta para el Bosque Theravada © 2009
Edición de Bosque Theravada © 2009
Para libre distribución. Esta obra se puede volver a publicar, formatear, imprimir y redistribuir por medio de cualquier soporte, siempre y cuando no sea para los fines lucrativos. Es el deseo del autor, sin embargo, que dicha publicación y distribución sea accesible a todo público sin restricciones algunas, como también toda traducción u otra obra derivada sea señalada como tal.