VI. Los métodos para tomar refugio

Del artículo «La toma de refugio y la recepción de los cinco preceptos«, por Bhikkhu Bodhi.

Los métodos para tomar refugio se dividen en dos clases generales: la toma de refugio superior o supramundana y la toma de refugio común o mundana. La toma de refugio supramundana es la toma de refugio de una persona superior, es decir, de un discípulo ariya que ha alcanzado el sendero supramundano que conduce irreversiblemente al Nirvana. Cuando dicha persona toma refugio en la Triple Joya, su toma de refugio es un refugio superior, inamovible e invencible. La persona ariya nunca podrá de nuevo, a través del resto de sus nacimientos futuros (que cuentan únicamente con un máximo de siete), tomar refugio en otro maestro que no sea el Buda, en otra enseñanza que no sea el Dharma y en otra comunidad espiritual que no sea la Sangha. El Buda dice que la confianza depositada en la Triple Joya por un discípulo así no podrá ser sacudida por nadie en el mundo, pues permanecerá firmemente establecida e inmutable. El modo común de tomar refugio es el que efectúan las personas ordinarias, que es la vasta mayoría bajo el plano ariya, cuando toman refugio en la Triple Joya. Este puede subdividirse en dos tipos: la toma de refugio inicial y la toma de refugio repetida.

La toma de refugio inicial es el acto formal de tomar refugio por primera vez. Cuando una persona ha estudiado los principios básicos de la enseñanza del Buda, realizado algunas de sus prácticas y se ha convencido del valor que tiene para su vida, puede que quiera comprometerse con la enseñanza haciendo una declaración externa de su convicción. En sentido estricto, tan pronto como surja en su mente un acto de conciencia que toma al Buda, al Dharma y a la Sangha como su guía ideal, dicha persona ha tomado refugio en la Triple Joya y se ha convertido en un discípulo laico del Buda­Dharma (upasaka). Sin embargo, en el seno de la tradición búdica generalmente se considera insuficiente bajo circunstancias normales contentarse con una mera toma de refugio mediante un acto interno de dedicación. Si uno se ha convencido sinceramente de la verdad de la enseñanza del Buda y desea seguir la enseñanza, es preferible, cuando sea posible, conformarse a la vía prescrita de tomar refugio que ha sido transmitida por la tradición del Buda­ Dharma. Esta vía consiste en recibir los tres refugios de un bhikkhu, un monje budista que haya recibido la ordenación completa y tenga una buena reputación en la Orden monástica.

Después de que se haya decidido tomar refugio, se debería buscar a un monje cualificado –el propio enseñante espiritual u otro respetado miembro de la Orden­ tratar con él el dicha intención y hacer las disposiciones para realizar el ritual. En el día adecuado uno se acercará al monasterio o templo con ofrendas tales como velas, incienso y flores para el altar de la sala y un pequeño obsequio para el preceptor. Tras entregar las ofrendas, en presencia del preceptor, se unirán las palmas de las manos a modo de saludo respetuoso (anjali) y se harán tres postraciones ante la imagen del Buda, mostrando respeto hacia el Buda, el Dharma y la Sangha, tal y como se hallan representados mediante las imágenes y símbolos del altar. Después, de rodillas frente al altar, se debe solicitar al bhikkhu la toma de los tres refugios. El bhikkhu contestará: «Repite después de mí» y entonces recitará:

 

Buddham saranam gacchami

Tomo Refugio en el Buda;

Dhammam saranam gacchami

Tomo Refugio en el Dharma;

Sangham saranam gacchami

Tomo Refugio en la Sangha.

 

Dutiyampi Buddham saranam gacchami

Por segunda vez tomo Refugio en el Buda;

Dutiyampi Dhammam saranam gacchami

Por segunda vez tomo Refugio en el Dharma;

Dutiyampi Sangham saranam gacchami

Por segunda vez tomo Refugio en la Sangha.

 

Tatiyampi Buddham saranam gacchami

Por tercera vez tomo Refugio en el Buda;

Tatiyampi Dhammam saranam gacchami

Por tercera vez tomo Refugio en el Dharma;

Tatiyampi Sangham saranam gacchami

Por tercera vez tomo Refugio en la Sangha.

 

El candidato deberá repetir cada línea después del bhikkhu. Al final el bhikkhu dirá: Saranagamanam sampunnam «la toma de refugio se ha completado». Con esto uno se convierte formalmente en un seguidor laico del Buda y continuará como tal mientras la toma de refugio permanezca intacta. Ahora bien, para hacer que la toma de refugio sea especialmente firme y definitva, el candidato puede confirmar su aceptación del refugio declarando al bhikkhu: «Venerable señor, por favor acépteme como discípulo laico que ha tomado refugio desde este día hasta el final de mi vida». Esta frase se añade para mostrar la resolución de mantener los tres refugios como guías rectoras para el resto de la propia vida. Tras la declaración de los refugios, usualmente el bhikkhu administrará los cinco preceptos, las observancias éticas de abstenerse de quitar la vida, de no tomar lo que no ha sido dado, de no tener una conducta sexual desviada, de evitar hablar falsamente y de no consumir sustancias embriagantes. Tales preceptos serán tratados más adelante. Al recibir el ritual formal de la toma de refugio uno se adhiere abiertamente a la enseñanza del Buda y se convierte por primera vez en un seguidor auto­declarado del Maestro. Sin embargo, la toma de refugio no debería ser un acontecimiento que ocurrió sólo una vez en la vida para después dejarlo caer en el olvido. La toma de refugio es un medio de cultivo, una práctica de desarrollo interior que debería realizarse regularmente, repetida y renovada cada día como parte de la propia práctica cotidiana. Así como cuidamos de nuestro cuerpo al lavarlo cada mañana, del mismo modo deberíamos cuidar nuestra mente plantando cada día la semilla fundamental para nuestro desarrollo a lo largo del sendero del Buda­Dharma, esto es, la toma de refugio. Preferiblemente, la toma de refugio debería realizarse dos veces al día, repitiendo cada refugio tres veces; pero si una segunda recitación es demasiado difícil de incluir, como mínimo debería hacerse una recitación cada día, con las tres repeticiones para cada refugio.

La práctica diaria de los refugios se realizará mejor en una sala con altar o ante el altar familiar con una imagen del Buda. La recitación deberá estar precedida por el ofrecimiento de velas, incienso y flores. Tras hacer los ofrecimientos se harán tres postraciones ante la imagen del Buda y después se permanecerá de rodillas con las palmas de las manos juntas. Antes de recitar la fórmula puede ser provechoso visualizar ante uno mismo los tres objetos de refugio suscitando el sentimiento de que uno está en su presencia. Para representar al Buda se puede visualizar un imagen inspiradora o estatua del Maestro. El Dharma puede representarse visualizando, frente al Buda, tres volúmenes de escrituras que simbolizan el Tripitaka, las tres colecciones de escrituras del Buda­Dharma. El Dharma también puede representarse mediante la dharmachakra, la «rueda del Dharma» con sus ocho radios que simbolizan el Noble Sendero Óctuple convergiendo en el centro, imagen del Nirvana; debería visualizarse brillante y hermosa, irradiando una luz dorada. Para representar a la Sangha se puede visualizar a cada lado del Buda a sus dos discípulos principales, Sariputra y Maudgalyayana; alternativamente, se puede visualizar alrededor del Buda a un grupo de monjes, todos ellos adeptos de la enseñanza, arahats que han conquistado las contaminaciones y han alcanzado la emancipación perfecta.

Generando una profunda fe y confianza, mientras se retienen las imágenes visualizadas ante la mirada interior, se recitará la fórmula de refugio tres veces con sentimiento y convicción. Si se está practicando meditación es especialmente importante recitar la fórmula de refugio antes de comenzar la práctica, pues esto da la necesaria inspiración para sostener el esfuerzo a través de las dificultades que puedan encontrarse a lo largo del sendero. Por esta razón, aquellos que realicen retiros de meditación intensiva en soledad iniciarán su práctica, no con el método usual de recitación, sino con una variante especial: Aham attanam Buddhassa niyyatemi Dhammassa Sanghassa: «Entrego mi persona al Buda, al Dharma y a la Sangha». Al entregar la propia persona y vida a la Triple Joya el meditador se protege contra el apego egoísta respecto a las realizaciones que podría lograr. Sin embargo, esta variante de la fórmula de refugio no debería hacerse a la ligera, pues sus consecuencias son muy graves. Por regla general, es suficiente con utilizar la fórmula normal para la recitación diaria.