La tercera parte del recuento sobre cómo el Buda, durante la séptima noche después de su Iluminación, percibió el origen condicionado de las cosas.
Esto he oído. En una oportunidad, un poco después de su Iluminación, el Bienaventurado estaba en Uruvela, debajo del árbol Bodhi, cerca de la orilla del río Nerañjara. En esta ocasión, el Bienaventurado estaba sentado una semana en la misma posición, con las piernas cruzadas, experimentando la felicidad de la liberación. Al finalizar el séptimo día, el Bienaventurado salió de este estado de concentración y, cuando llegó la tercera parte de la noche, empezó a contemplar atentamente el origen condicionado en adelante y en el sentido inverso, de esta manera:
Cuando está esto, está aquello.
Cuando esto surge, surge aquello.
Cuando no está esto, no está aquello.
Cuando esto cesa, cesa aquello.
En otras palabras:
De la ignorancia, como condición, surgen las actividades volitivas;
De las actividades volitivas, como condición, surge la conciencia;
De la conciencia, como condición, surgen nombres y formas;
De los nombres y formas, como condición, surge el contacto;
Del contacto, como condición, surge la sensación;
De la sensación, como condición, surge la avidez;
De la avidez, como condición, surge el apego;
Del apego, como condición, surge la existencia;
De la existencia, como condición, surge el nacimiento;
Del nacimiento, como condición, surgen la vejez y la muerte; la pena, el dolor, la lamentación, la angustia y la desesperación.
Así se origina toda esa masa de sufrimiento.
Pero, de la total extinción y cese de la ignorancia, cesan las actividades volitivas;
Del cese de las actividades volitivas, cesa la conciencia;
Del cese de la conciencia, cesan los nombres y formas;
Del cese de los nombres y formas, cesa el contacto;
Del cese de contacto, cesa la sensación;
Del cese de la sensación, cesa la avidez;
Del cese de la avidez, cesa el apego;
Del cese del apego, cesa la existencia;
Del cese de la existencia, cesa el nacimiento;
Del cese de nacimiento, cesan la vejez y la muerte; la pena, el dolor, la lamentación, la angustia y la desesperación.
Así cesa toda esa masa de sufrimiento.
Entonces el Bienaventurado, habiendo penetrado este tema, elevó en este momento la siguiente exclamación (Udana):
Todos los fenómenos llegan a ser transparentes,
Para un brahmín ferviente y contemplativo,
Que con firmeza, derrotó las tropas del Mara,
Y resplandece como el Sol en el cielo.
FUENTES:
IRELAND, John D. [en línea] Bodhi Sutta: The Bodhi Tree (3). <http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/kn/ud/ud.1.03.irel.html > (18/06/2006)
MASEFIELD, Peter (1997) “Enlightenment 3” en The Udana. Oxford, Pali Text Society. Pág. 2-3.
“Tatiyabodhisuttam” en World Tipitaka Edition, http://studies.worldtipitaka.org/tipitaka/18Ud/1/1.3 (12/05/2008).
THANISSARO BHIKKHU [en línea] Bodhi Sutta: Awakening (3) <http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/kn/ud/ud.1.03.than.html > (18/06/2006)
WOODWARD, F.L. (2002) “Enlightenment III” en The Minor Anthologies of the Pali Canon. Part II. Udana: Verses of Uplift. Oxford, Pali Text Society. Pág. 3.
Traducido y editado por Isidatta para el Bosque Theravada © 2009
Publicado por el Bosque Theravada © 2009
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