El Buda conversa con un brahmán, y le explica el gran valor que tiene el renunciamiento y el estilo de vida sin hogar. A continuación, señala en qué consisten las “tres maravillas” —el poder espiritual, la lectura de la mente y la instrucción— y por qué esta última es la superior de todas.
[60] Entonces, el brahmán Sangarava se acercó al Bienaventurado e intercambió con él cordiales saludos. Cuando concluyeron sus saludos y amables palabras de bienvenida, se sentó a un lado y dijo al Bienaventurado:
“Maestro Gotama, nosotros los brahmanes hacemos sacrificios y mandamos a otros a ofrecer sacrificios. En ese caso ambos —el que hace sacrificios y quien manda a otros a ofrecer sacrificios— realizan prácticas meritorias que se extienden a mucha gente, o sea, prácticas basadas en sacrificio. Pero alguien que deja su familia y renuncia a la vida hogareña para asumir el estilo de vida sin hogar, se amansa solamente a sí mismo, calma solamente a sí mismo, y se conduce al Nibbana sólo él mismo. En este caso, realiza prácticas meritorias que se extienden solamente a él mismo, o sea, prácticas basadas en el renunciamiento”.
“Entonces bien, brahmán, voy a preguntarte ahora acerca de este tema: puedes responder como mejor te parezca. ¿Qué opinas sobre esto brahmán? He aquí, el Tathagata surgió en el mundo, un Arahant perfectamente iluminado, consumado en el conocimiento verdadero y la conducta, afortunado, conocedor del mundo, insuperable amansador de las personas que han de ser amansadas, el maestro de los devas y los seres humanos, un Iluminado, un Bendito. Y él dice así: ‘Venid, este es el sendero. Practicad de acuerdo con él. Yo he descubierto por mi mismo con el conocimiento directo la insuperable culminación de la vida espiritual y lo hice saber a otros. Venid también vosotros a practicar así. Practicad de acuerdo con esto, descubrid también por vosotros mismos con el conocimiento directo la insuperable culminación de la vida espiritual y morad en ella’. De esta manera, el maestro enseña este Dhamma y los otros practican en consecuencia. He aquí hay cientos, miles, miles de miles de los que hacen así. ¿Qué opinas? Si este fuera el caso, ¿es aquel acto de renunciamiento una práctica meritoria que se extiende solamente a una persona o a muchas personas?”.
“En este caso, maestro Gotama, esta es una práctica meritoria que se extiende a muchas personas, o sea, práctica basada en el renunciamiento”.
Cuando se dijo esto, el Venerable Ananda dijo al brahmán Sangarava: “Entre esas dos prácticas, brahmán, ¿cuál es la que apela a ser más simple y menos perjudicial, y ser más fructífera y beneficiosa?”.
Acto seguido, el brahmán Sangarava dijo al Venerable Ananda: “Yo considero al maestro Gotama y al maestro Ananda dignos de veneración y alabanzas”.
Y por segunda vez el Venerable Ananda dijo al brahmán Sangarava: “Brahmán, no te he preguntado a quién consideras dignos de veneración y alabanzas. Te he preguntado sobre ¿cuál, entre esas dos prácticas, es la que apela a ser más simple y menos perjudicial, y ser más fructífera y beneficiosa?”.
Pero, por segunda vez, el brahmán Sangarava dijo al Venerable Ananda: “Yo considero al maestro Gotama y al maestro Ananda dignos de veneración y alabanzas”.
Y por tercera vez el Venerable Ananda dijo al brahmán Sangarava: “Brahmán, no te he preguntado a quién consideras dignos de veneración y alabanzas. Te he preguntado sobre ¿cuál, entre esas dos prácticas, es la que apela a ser más simple y menos perjudicial, y ser más fructífera y beneficiosa?”.
Y por tercera vez, el brahmán Sangarava dijo al Venerable Ananda: “Yo considero al maestro Gotama y al maestro Ananda dignos de veneración y alabanzas”.
Entonces el Bienaventurado pensó: “Incluso la tercera vez el brahmán Sangarava, siendo indagado con una pregunta legítima por Ananda, falla en responder. Le voy a liberar”. Acto seguido, el Bienaventurado dijo al brahmán Sangarava: “¿Qué conversación surgió hoy, brahmán, entre el séquito del rey mientras estaban reunidos y sentados en el palacio real?”.
“La conversación fue esta, maestro Gotama: ‘Anteriormente había menos monjes, pero más los que mostraban maravillas sobrehumanas y poderes espirituales’. Esta fue la conversación que surgió hoy, maestro Gotama, entre el séquito del rey mientras estaban reunidos y sentados en el palacio real”.
“He aquí, brahmán, estas tres clases de maravillas. Y, ¿cuáles son esas tres? La maravilla del poder espiritual, la maravilla de la lectura de la mente y la maravilla de la instrucción.
“Y, ¿qué es, brahmán, la maravilla del poder espiritual? He aquí, brahmán, el monje ejerce varias clases de poderes espirituales: habiendo sido uno, llega a ser varios; habiendo sido varios, llega a ser uno; aparece y desaparece; traspasa sin obstáculos una pared, un cerco, una montaña como si traspasara el espacio; se zambulle en la tierra, como si fuera agua; camina sobre el agua sin hundirse, como si fuera tierra; sentado, con las piernas cruzadas, viaja por el espacio como una ave; con sus manos toca y acaricia la luna y el sol, poderosa y majestuosamente; ejerce su dominio corporal incluso hasta donde llega el mundo del Brahma. Esta es llamada la maravilla del poder espiritual.
“Y, ¿qué es, brahmán, la maravilla de la lectura de la mente? He aquí, brahmán, hay alguien que, mediante el significado de algunas pistas, declara: ‘Tu pensamiento es así, esto es lo que estás pensando, tu mente está en tal y tal estado’. E incluso cuando hace muchas declaraciones, las mismas son exactas y no de otro modo.
“De nuevo, he aquí, brahmán, hay alguien que no declara [el estado de la mente] mediante el significado de algunas pistas, sino escuchando sonidos de la gente, de los espíritus o de las deidades. Entonces, declara: ‘Tu pensamiento es así, esto es lo que estás pensando, tu mente está en tal y tal estado’. E incluso cuando hace muchas declaraciones, las mismas son exactas y no de otro modo.
“De nuevo, he aquí, brahmán, hay alguien que no declara [el estado de la mente] sobre la base de una marca ni escuchando sonidos de la gente, de los espíritus o de las deidades, sino que escucha el sonido de la difusión del pensamiento [1], cómo uno piensa y examina [algún tema], y entonces, declara: ‘Tu pensamiento es así, esto es lo que estás pensando, tu mente está en tal y tal estado’. E incluso cuando hace muchas declaraciones, las mismas son exactas y no de otro modo.
“De nuevo, he aquí, brahmán, hay alguien que no declara [el estado de la mente] sobre la base de una marca ni escuchando sonidos de la gente, de los espíritus o de las deidades, tampoco escuchando el sonido de la difusión del pensamiento, cómo uno piensa y examina [algún tema], sino que, abarca con su propia mente la mente de alguien que alcanza la concentración sin el pensamiento aplicado y sostenido [2], y comprende esto: ‘Las actividades mentales de esa persona están dispuestas, de modo tal, que inmediatamente después piensa este pensamiento’. E incluso cuando hace muchas declaraciones, las mismas son exactas y no de otro modo. Esta es llamada la maravilla de la lectura de la mente.
“Y, ¿qué es, brahmán, la maravilla de la instrucción? He aquí, brahmán, el monje instruye a otros de esta manera: ‘Piensa de esta manera, no de otra manera. Atiende esto, no aquello. Abandona esto y mora en aquello’. Esta es llamada la maravilla de la instrucción.
“Estas son, brahmán, las tres clases de maravillas. De esas tres clases de maravillas, ¿cuál es la que te parece la más sublime y excelente?”.
“Entre estos, maestro Gotama, cuando alguien realiza aquella maravilla a través de la cual ejerce varias clases de poderes espirituales… ejerce su dominio corporal incluso hasta donde llega el mundo del Brahma, solamente el que realiza esta maravilla la experimenta y esto le ocurre sólo a él. Esta maravilla me parece como si fuera un truco mágico.
“De nuevo, maestro Gotama, cuando alguien realiza aquella maravilla a través de la cual declara el estado de la mente de otros, sobre la base de unas pistas… escuchando sonidos de la gente, de los espíritus o de las deidades… escuchando el sonido de la difusión del pensamiento, cómo uno piensa y examina [algún tema]… abarcando con su propia mente la mente de alguien que alcanza la concentración sin el pensamiento aplicado y sostenido, y comprende esto: ‘Las actividades mentales de esa persona están dispuestas de modo tal que inmediatamente después piensa este pensamiento’, e incluso cuando hace muchas declaraciones, las mismas son exactas y no de otro modo —otra vez—, solamente el que realiza esta maravilla la experimenta y esto le ocurre sólo a él. Esta maravilla me parece como si fuera un truco mágico.
“Pero, maestro Gotama, cuando alguien realiza aquella maravilla a través de la cual instruye a otros de esta manera: ‘Piensa de esta manera, no de otra manera. Atiende esto, no aquello. Abandona esto y mora en aquello’. Esta maravilla me llama más la atención, como la más sublime y excelente de esas tres maravillas.
“Es asombroso y maravilloso, maestro Gotama, qué bien esto ha sido declarado por el maestro Gotama. Nosotros le consideramos al maestro Gotama como a alguien que realiza esas tres maravillas. El maestro Gotama ejerce varias clases de poderes espirituales… ejerce su dominio corporal incluso hasta donde llega el mundo del Brahma. El maestro Gotama abarca con su propia mente la mente de alguien que alcanza la concentración sin el pensamiento aplicado y sostenido, y comprende esto: ‘Las actividades mentales de esa persona están dispuestas de modo tal que inmediatamente después piensa este pensamiento’. Y el maestro Gotama instruye a otros de esta manera: ‘Piensa de esta manera, no de otra manera. Atiende esto, no aquello. Abandona esto y mora en aquello’”.
“Ciertamente, brahmán: tus palabras son entrometidas e intrusas [3]. No obstante, voy a responderte. Yo ejerzo varias clases de poderes espirituales… ejerzo mi dominio corporal incluso hasta donde llega el mundo del Brahma. También abarco con mi propia mente la mente de alguien que alcanza la concentración sin el pensamiento aplicado y sostenido, y comprendo esto: ‘Las actividades mentales de esa persona están dispuestas de modo tal que inmediatamente después piensa este pensamiento’. Además, instruyo a otros de esta manera: ‘Piensa de esta manera, no de otra manera. Atiende esto, no aquello. Abandona esto y mora en aquello’”.
“Pero, maestro Gotama, ¿existe, aunque sea uno solo, otro monje aparte del maestro Gotama que también pueda realizar estas tres maravillas?”.
“No es que haya solo uno, cien, doscientos, trescientos, cuatrocientos ni quinientos monjes, sino que existen muchos más monjes que pueden realizar estas tres maravillas”.
“Y, ¿dónde es que estos monjes actualmente moran?”.
“Aquí mismo, brahmán, en este Sangha de los monjes”.
“¡Excelente, maestro Gotama! ¡Excelente, maestro Gotama! El maestro Gotama esclareció el Dhamma de diferentes maneras, como si enderezara lo que estaba torcido, revelara lo que estaba oculto, mostrara el camino a los que estaban perdidos o sostuviera una lámpara en medio de la oscuridad de manera tal que los de buena vista pudieran ver las formas. Ahora voy por refugio al maestro Gotama, al Dhamma y al Sangha de los monjes. Que el maestro Gotama me considere como su seguidor laico a partir de ahora, que ha ido por refugio de por vida”.
NOTAS:
[1] Según los Comentarios se trata del murmullo que emiten las personas inconscientes o las que duermen, cuyos sonidos “difunden el pensamiento”. Sin embargo, Bhikkhu Boddi (2012, P. 1647) cree que el Comentarista yerra el punto puesto que los ejemplos del sutta van de lo más burdo a lo más sutil y piensa que se trata de algún supuesto sonido emanado por el pensamiento, pero no expresado verbalmente.
[2] Vitakka y vicara son elementos que el meditador deja a partir del segundo jhana.
[3] Bhikkhu Boddhi (2012, P. 1647) asume que estas palabras, sin ser insultantes, son inapropiadas porque hacen una indagación personal.
FUENTES:
Bhikkhu Bodhi (2012). Sangarava en The Numerical Discourses of the Buddha: A Translation of the Anguttara Nikaya. Boston: Wisdom Publications. Pp. 261-266.
“Sangaravasutta” en World Tipitaka Edition
Traducido por Anton P. Baron
Editado por Federico Angulo y Anton P. Baron
Publicación de Bosque Theravada, 2012.