Preludio para la meditación de sabiduría tranquila (samadhi)

Del libro «Anapanasati Sutta: Una guía práctica para la meditación de la conciencia de la respiración», por Bhante Vimalaramsi.

Antes de comenzar con la meditación, es muy importante construir un fuerte cimiento moral (sila). Si el meditador no practica los cinco preceptos, perderá el interés y finalmente dejará de meditar, porque piensa que la técnica es incorrecta. En realidad la técnica del Señor Buda funciona muy bien. Sólo que el meditador no está realizando la práctica completa ni de la forma correcta. Mantener los preceptos es esencial para el desarrollo y pureza de la mente. Si uno rompe uno de estos preceptos, experimentará mucha inquietud, remordimiento, y ansiedad debido a los sentimientos de culpa. Esto causa rigidez mental y nubla los pensamientos.

Estos preceptos son absolutamente necesarios para cualquier logro espiritual.

Proveen a la mente de atención general y conciencia que ayudan a tener una mente en paz, despejada de remordimientos debido al mal actuar. Una mente pacífica y calmada, es una mente libre de tensión y despejada.

Así que, es muy buena idea la de tomar estos preceptos todos los días, no como algún tipo de rito o ritual, sino como el recordatorio de la propia práctica. Tomar los preceptos todos los días ayuda a mantener la mente, el habla y las acciones en buena forma. Hay personas que recitan estos preceptos en pali. Sin embargo, esto puede convertirse en un ejercicio vacío, si el meditador no entiende el pali completamente.

Para el buen meditador lo mejor es recitar estos preceptos a diario en un lenguaje que entienda, para que el significado esté claro y sin dudas.

Estos preceptos son:

1. Me comprometo a mantener el precepto de abstenerme de matar seres vivientes.

Este precepto incluye no matar seres como hormigas, mosquitos y cucarachas.

2. Me comprometo a mantener el precepto de abstenerme de tomar lo que no me ha sido dado

Esto incluye cualquier forma de robo, inclusive de un lápiz del trabajo tomado sin permiso o el uso personal de equipos como fotocopiadoras.

3. Me comprometo a mantener el precepto de abstenerme de actividades sexuales erráticas.

Básicamente, esto significa no tener actividad sexual con la pareja de otra persona, o con alguien que esté aún al cuidado de su familia. Además significa que uno debe seguir las leyes sexuales del país. Cualquier actividad sexual que cause dolor a otro ser, causará remordimientos y sentimientos de culpa.

4. Me comprometo a mantener el precepto de abstenerme de decir mentiras, usar lenguaje agresivo, calumniar, y participar en rumores y charlas frívolas..

Esto significa la abstinencia de cualquier tipo de lenguaje no verdadero. Incluye además abstinencia de mentiras «piadosas».

5. Me comprometo a mantener el precepto de abstenerme de tomar alcohol y otras drogas que nublan la mente.

Muchas personas piensan que tomarse un vaso de cerveza o una copa de vino, socialmente, no afectará su mente. Pero esto no es así! Si uno está practicando la meditación, se vuelve muy sensible y notará los efectos de tomar algo tan inofensivo como una aspirina. La misma, puede nublar la mente por todo un día. ¡Cuánto más será con alcohol y otras drogas!

Sin embargo, cuando uno está enfermo y el doctor dice que se debe tomar cierta droga como medicina, entonces por favor, tome la medicina. Este precepto se refiere a tomar drogas o alcohol para relajarse y escapar del stress del día.

Tan pronto como uno se da cuenta que ha roto un precepto, uno debe primero perdonarse y saber que no se es perfecto. Esto ayuda a liberar la mente un poco. Luego uno retoma los preceptos tan pronto como sea posible y toma la determinación de no romper los preceptos otra vez. Tomar los preceptos nuevamente ayudará a re-purificar la mente. Dentro de un período de tiempo, uno se hará más consciente y naturalmente se abstendrá de romperlos debido a la comprensión de los dañinos efectos.

Por favor, practica sólo una técnica de meditación a la vez porque la mente se confundirá si uno trata de mezclar varias meditaciones.

Mezclar solo detiene el propio proceso. La mejor vía es elegir un maestro que realmente entienda la meditación. La forma de elegir a un buen maestro es observando si sus alumnos son amables, plácidos, amigables y cooperadores. Entonces, quédate con ese maestro por un período y ve por ti mismo si es que tu mente se vuelve feliz y pacífica todo el tiempo, no solo mientras meditas, sino en la vida diaria también. Esta es la mejor manera de elegir. Preguntarse si ¿la conciencia de los estados de la mente se vuelve más clara y fácil de reconocer para luego dejar ir estos estados en nuestras actividades diarias como también en durante la práctica formal sentada? Si no es así, revisa con el maestro los suttas para ver si es que lo que está siendo enseñado está de acuerdo con ellos. A medida que la práctica se profundiza y la meditación mejora, los suttas se hacen más claros y fáciles de entender. Esto siempre ocurre cuando el maestro usa los suttas como guía.

Por último, es muy importante que el meditador reconozca cuando surjan los cinco obstáculos. Estos son: (1) avidez o codicia; (2) odio o aversión; (3) pereza y holgazanería o sueño y flojera; (4) inquietud, remordimiento, ansiedad, dispersión; y (5) duda. Un obstáculo es una distracción que te bloquea completamente para practicar la meditación mientras estás sentado, en las actividades diarias o cuando estás viendo las cosas en el momento presente con claridad. Además provoca que uno tome un proceso impersonal, de manera personal. Cuando estos obstáculos surgen, uno se identifica con ellos fuertemente y los toma personalmente, por ejemplo, diciendo: «Tengo sueño, estoy inquieto, me agrada y quiero, me desagrada y odio, tengo dudas». Estos obstáculos nublan completamente la mente y detienen el que uno vea claramente lo que ocurre en el momento presente debido al involucramiento del ego de «Yo soy eso».

Cuando uno está practicando la «concentración fija» el meditador deja ir cualquier distracción y luego redirige su mente al objeto de meditación. Por otra parte, cuando uno practica la «Meditación de Sabiduría Tranquila», uno deja ir la distracción (esto es igual a la ‘concentración fija’), relaja la rigidez en la cabeza y siente que la mente se abre, se expande y se calma. Solo así uno redirige la atención al objeto de meditación. La pequeña diferencia de relajar la mente y sentirla abierta y calmada, cambia toda la meditación de la ‘concentración fija’ a un tipo de conciencia más atenta, calmada y con fluidez, que no desciende tanto como los tipos de meditación de absorción. Como resultado, el meditador se pone más a tono con la enseñanza de los suttas.

Cuando uno practica «Meditación de Sabiduría Tranquila», no reprime nada. La represión significa aplastar, alejar o no permitir ciertos tipos de experiencias, es decir, se detiene el surgimiento de los obstáculos.

En cambio, cuando un obstáculo surge, uno debe trabajar para abrir su mente y verlo claramente como anicca (impermanencia, no estaba y ahora si), dukkha (sufrimiento o insatisfacción, uno ve que cuando estas distracciones surgen son dolorosas), y anatta (no tomarlas personalmente, viendo los obstáculos en su verdadera forma, como un proceso impersonal sobre el cual uno no tiene control y no tomar estos obstáculos como «yo soy eso»).

Uno entonces deja ir esa obstrucción, relaja la rigidez en la cabeza, calma la mente y finalmente, redirige la atención a la práctica de la ‘Atención consciente de la Respiración’.

Como resultado, uno comienza a ver claramente cómo funciona la mente y esto lleva al desarrollo de la sabiduría. Cuando uno permite y no se identifica con estos obstáculos, éstos se desvanecerán naturalmente, y la mente se vuelve más clara y brillante. Cada vez que uno deja ir el apego egoísta de «yo soy eso», la mente se vuelve naturalmente más expandida, alerta y atenta. Así que, uno de las principales motivos de este libro es mostrar que cuando uno reprime cualquier cosa, uno no está purificando la mente, o experimentando las cosas como realmente son. En el momento de la represión, uno está alejando o no permitiendo parte de su experiencia y así, esto contrae la mente en vez de expandirla y abrirla. Como resultado, no se está purificando la mente de la ignorancia. Uno está en realidad deteniendo el proceso de purificación de la mente. Es imposible experimentar el estado no-condicionado del Nibbana Supramundano cuando uno no deja ir todo lo que surge y, de esa forma, purifica la mente de la creencia egoísta de «yo soy eso». El Señor Buda nunca enseñó la represión de ninguna experiencia ni tampoco enseñó una meditación que cause que la mente se fije o absorba en el objeto de meditación. Recuerda, él rechazó toda forma de ‘meditación de concentración’ dado que no era la vía correcta. De hecho, cualquier tipo de dolor o malestar emocional o disconformidad física e incluso la muerte, deben ser aceptados con ecuanimidad, completa conciencia o fuerte atención y sin identificarse con ello ni tomando el dolor personalmente.

El cambio real de personalidad ocurre cuando uno abre y expande la mente y deja ir todo tipo de obstáculos, dolor, sufrimiento y tensión inclusive en la vida diaria. Esto significa que uno abre y expande su conciencia para así observar todo con una mente silenciosa, libre de rigidez y todo apego egoísta. Gradualmente uno lleva una vida feliz y calmada sin toda la cháchara mental, especialmente durante las actividades diarias. Cuando uno practica ‘meditación de concentración’, uno se sentirá muy cómodo y feliz durante la meditación profunda, pero cuando sale de estos estados, su personalidad sigue igual (esto significa que los obstáculos te atacan pero uno no los reconoce y no abre su mente. Así, contraes tu mente y ¡te apegas aún más!). Incluso puedes tender a ser orgulloso y crítico! Esto es así porque cuando un obstáculo surge durante la meditación, el meditador lo deja ir e inmediatamente vuelve al objeto de meditación. Hace esto sin calmar y relajar la rigidez causada por la distracción. De esta manera, su mente tiende a cerrarse o contraerse y ser más rígida con la experiencia (mientras se está sentado en meditación), hasta que la mente se vuelve más profundamente ‘concentrada’. Como resultado, esto reprime al obstáculo.

Así no se ha dejado ir completamente el apego egoísta de esa distracción. Su mente es rígida y tensa debido a que no está viendo claramente que no está abriendo y permitiendo, sino cerrando y luchando con esa distracción. Esto explica por qué en estos días los meditadores se quejan de tener grandes cantidades de tensión en sus cabezas. En realidad, cuando uno deja ir verdaderamente cualquier distracción, no habrá ninguna tensión en la cabeza. Como resultado de esta represión, no hay purificación real de la mente y así, el cambio de personalidad no ocurre.

Ahora estamos casi listos para el Anapanasati Sutta. Pero, antes de ir a eso, observemos algunas palabras que han sido cambiadas para que sus significados en los textos sean más claros. Por ejemplo, la palabra ‘arrobamiento’ es reemplazada por ‘alegría’ y la palabra ‘placer’ es cambiada por ‘felicidad’. Además, la palabra ‘concentración’ es reemplazada por ‘quietud’, ‘compostura mental’, o ‘mente unificada’. Cuando uno practica de acuerdo a las instrucciones del Señor Buda como son descritas aquí, será capaz de confirmar con su experiencia lo que lee en los suttas.

Como resultado, hay un mejor entendimiento de estos profundos textos.

Una última nota: en estos pocos capítulos de apertura, el autor ha tocado algunas visiones controvertidas acerca de las prácticas de absorción o concentración fija (appana samadhi), concentración de acceso (upacra samadhi) y concentración momentánea (khanika samadhi). Así que, el autor apreciaría mucho si es que el lector encuentre algún error, que indique en los suttas dónde mencionan estas prácticas de concentración.

Cuando uno practica la «Meditación de Sabiduría Tranquila» sólo hay apertura, expansión de la mente y el hecho permitir y, luego, relajar la rigidez causada por el obstáculo o distracción, antes de volver al objeto de meditación. Este abrir y permitir, ayuda a estar más consciente y atento a las cosas que causan el dolor y el sufrimiento para así poder abrir y expandir la mente aún más. Con este tipo de conciencia, hay cambio de personalidad y solo así puede uno cumplir con la admonición del Señor Buda, según la cual «nosotros somos los felices».


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