El Buda invoca un vívivo símil, para explicar los peligros que representan los obstáculos mentales.
En una ocasión El Bendito estaba hospedándose en Savatthi, en el Monasterio de Anathapindika, en la Floresta de Jeta. Allí él se dirigió a los monjes, “¡Monjes!”
“Sí, Señor”, le replicaron los monjes al Bendito.
El Bendito dijo: “Estos cincos, son los obstáculos o impedimentos que aplastan y reducen la atención y debilitan el discernimiento. ¿Cuáles son esos cincos?
“El deseo sensual es un obstáculo, un impedimento que aplasta o reduce la atención y debilita el discernimiento. La voluntad enfermiza… la indolencia y el letargo… la impaciencia y la ansiedad… y la incredulidad o inseguridad o incertidumbre son los obstáculos, o impedimentos que aplastan y reducen la atención y debilitan el discernimiento. De nuevo dijo que estos son los cinco obstáculos o impedimentos que aplastan y reducen la atención y debilitan el discernimiento. Y cuando un monje no abandona esos cinco obstáculos, o impedimentos que reducen y aplastan la atención y debilitan el discernimiento, cuando él está sin fuerza y es débil en discernimiento: para él entender lo que es para su propio beneficio, y entender lo que es para el beneficio de los demás, para entender lo que es para el beneficio de ambos: la comprensión de un estado humano superior, una distinción y visión en conocimiento verdaderamente noble: eso es imposible.
Supongan que hay un río, fluyendo desde las montañas – yendo lejos, su corriente es rápida arrastrándolo todo con ella – entonces supongamos que un hombre abre canales para desviar su corriente hacia ambos lados, de manera que la corriente en el medio del río se disperse, aminore y disipe; ese río no iría muy lejos, su corriente no sería rápida y no arrastraría todo a su paso. De la misma forma, cuando un monje no ha abandonado esos cinco obstáculos, impedimentos que aplastan y disminuyen la atención y debilitan el discernimiento; cuando no tiene fuerza y su discernimiento es débil, para entender lo que es beneficioso para él y entender lo que es beneficioso para los demás, para entender lo que es beneficioso para ambos y lograr un estado superior humano: una distinción en conocimiento y visión verdaderamente noble: eso es imposible.
“Ahora bien, cuando un monje ha abandonado esos cinco obstáculos, impedimentos que aplastan y reducen la atención y debilitan el discernimiento, cuando es fuerte en su discernimiento, para entender lo que es beneficioso para él y entender lo que es beneficioso para los demás, para entender lo que es beneficioso para ambos y lograr un estado superior humano: una distinción en conocimiento y visión verdaderamente noble: eso es posible.
“Supongan que hay un río, fluyendo desde las montañas – yendo lejos, su corriente es rápida llevándoselo todo en ella – entonces supongamos que un hombre cierra los canales que desvían su corriente hacia ambos lados, de manera que la corriente en el medio del río no se disperse, no aminore y no se disipe; ese río irá muy lejos, su corriente será rápida y arrastrará todo a su paso. De la misma forma, cuando un monje ha abandonado esos cinco obstáculos, impedimentos que aplastan y reducen la atención y debilitan el discernimiento, cuando es fuerte en su discernimiento: para él entender lo que es para su propio beneficio y para el beneficio de los demás, entender lo que es beneficioso para ambos y lograr un estado superior humano: una distinción en conocimiento y visión verdaderamente noble: eso es posible.
Revisado: 09/06/2009 (Isi)