Buda señala con qué clase de persona hay que asociarse y a quiénes evitar.
[27] “Monjes, existen estas tres clases de personas en el mundo. Y, ¿cuáles son esas tres? He aquí, monjes, hay [una clase de] personas, la cual ha de ser vista con disgusto, con la que no hay que asociarse, seguirle ni servirle; [una clase de] personas, la cual ha de ser vista con ecuanimidad, con la que no hay que asociarse, seguirle ni servirle; y [una clase de] personas con la que hay que asociarse, seguirle y servirle con honra y respeto.
“Y, ¿cuál es, monjes, la clase de persona, la cual ha de ser vista con disgusto, con la que no hay que asociarse, seguirle ni servirle? He aquí, hay alguien que es inmoral, de mal carácter, impuro, de conducta sospechosa, sigiloso en sus acciones, que no siendo asceta reclama serlo y no siendo célibe reclama serlo, putrefacto en su interior, corrupto y depravado. Esta es la clase de persona, la cual ha de ser vista con disgusto, con la que no hay que asociarse, seguirle ni servirle. Y, ¿por qué así? Porque aún si uno no siguiera el ejemplo de semejante persona, una mala referencia estaría circulando acerca de uno mismo así: ‘Él tiene malos amigos, malos compañeros, malos camaradas’. Al igual que una serpiente que se arrastró entre las heces, aunque no lo mordiera a uno, lo mancharía, así también, aún si uno no siguiera el ejemplo de semejante persona, una mala referencia estaría circulando acerca de uno mismo así: ‘Él tiene malos amigos, malos compañeros, malos camaradas’. Por eso, esta clase de persona ha de ser vista con disgusto, y con ella no hay que asociarse, seguirle ni servirle.
“Y, ¿cuál es la clase de persona, la cual ha de ser vista con ecuanimidad, con la que no hay que asociarse, seguirle ni servirle? He aquí, hay alguien que es propicio a la ira y se exaspera fácilmente. Aun cuando se lo critica ligeramente pierde los estribos y se vuelve irritado, hostil y obstinado; manifiesta irritación, odio y amargura. Al igual que una llaga golpeada con un palo o con un trozo de él secreta aún más, así también… Al igual que una antorcha hecha del árbol tinduka, cuando se la golpea con un palo o un trozo de él crepita y chisporrotea, así también… Al igual que un pozo de heces cuando es golpeado con un palo o un trozo de él expide un hedor aún mayor, así también él es propicio a la ira y se exaspera fácilmente; aun cuando se lo critica ligeramente pierde los estribos y se vuelve irritado, hostil y obstinado; manifiesta irritación, odio y amargura. Esta es la clase de persona, la cual ha de ser vista con ecuanimidad, con la que no hay que asociarse, seguirle ni servirle. Y, ¿por qué así? [Porque uno pensaría:] ‘Él puede insultarme, me puede injuriar y dañar’. Por eso, esta clase de persona ha de ser vista con ecuanimidad, y con ella no hay que asociarse, seguirle ni servirle.
“Y, ¿cuál es, monjes, la clase de persona con la que hay que asociarse, seguirle y servirle? He aquí, hay alguien que es moral y de buen carácter. Esta es la clase de persona con la que hay que asociarse, seguirle y servirle. Y, ¿por qué así? Porque aún si uno no siguiera el ejemplo de semejante persona, una buena referencia estaría circulando acerca de uno mismo así: ‘Él tiene buenos amigos, buenos compañeros, buenos camaradas’. Por eso, con esa clase de persona hay que asociarse, seguirle y servirle”.
Alguien que se asocia con una persona inferior, declina.
Alguien que se asocia con una persona igual, no declina.
Atendido por una persona superior uno progresa rápidamente,
Por eso debe seguir a alguien que es superior a uno mismo.
FUENTES
Bhikkhu Bodhi (2012). Disgust en The Numerical Discourses of the Buddha: A Translation of the Anguttara Nikaya. Boston, USA: Wisdom Publications. Versión digital. P. 132-133.
Jigucchitabbasuttam en Digital Pali Reader 4.1
Traducido por Anton P. Baron
Editado por Federico Angulo y Anton P. Baron
Publicación de Bosque Theravada, 2015.