AN 3,69 Akusalamula Sutta – Las raíces del mal

Este sutta describe cómo las tres raíces del mal —codicia, odio y falsa ilusión― tienen repercusiones terribles en toda la sociedad, originando violencia, la codicia por el poder e injustamente ocasionan el sufrimiento.


[Leer en pali]

[69] “Monjes, he aquí estas tres raíces del mal. Y, ¿cuáles son esas tres? La raíz del mal de la codicia, la raíz del mal del odio y la raíz del mal de la falsa ilusión.

“Monjes, siempre que surge la codicia, es maliciosa. Todo lo que hace una persona codiciosa a través de su cuerpo, habla y mente, también es malicioso. Cuando una persona codiciosa, superada por la codicia, con la mente obsesionada por ella, inflige sufrimiento bajo algún otro falso pretexto —mediante el asesinato, encarcelamiento, confiscación, censura o destierro― pensando: “soy poderoso, quiero el poder”, esto también es malicioso. De esta manera, numerosas malas y perjudiciales cualidades originadas en él nacen a partir de la codicia, son causadas por la codicia, surgen de la codicia y están condicionadas por la codicia.

“Siempre que surge el odio, es malicioso. Todo lo que hace una persona llena de odio a través de su cuerpo, habla y mente, también es malicioso. Cuando una persona llena de odio, superada por el odio, con la mente obsesionada por él, inflige sufrimiento bajo algún otro falso pretexto —mediante el asesinato, encarcelamiento, confiscación, censura o destierro― pensando: “soy poderoso, quiero el poder”, esto también es malicioso. De esta manera, numerosas malas y perjudiciales cualidades originadas en él nacen a partir del odio, son causadas por el odio, surgen del odio y están condicionadas por el odio.

“Siempre que surge la falsa ilusión es maliciosa. Todo lo que hace una persona confundida a través de su cuerpo, habla y mente, también es malicioso. Cuando una persona confundida, superada por la falsa ilusión, con la mente obsesionada por ella, inflige sufrimiento bajo algún otro falso pretexto —mediante el asesinato, encarcelamiento, confiscación, censura o destierro― pensando: “soy poderoso, quiero el poder”, esto también es malicioso. De esta manera, numerosas malas y perjudiciales cualidades originadas en él nacen a partir de la falsa ilusión, son causadas por la falsa ilusión, surgen de la falsa ilusión y están condicionadas por la falsa ilusión.

“Semejante persona, monjes, se llama alguien que habla fuera del tiempo apropiado, que habla falsamente, que dice lo que no es beneficioso, que proclama el no-Dhamma, que proclama la no-Disciplina. Y, ¿por qué a semejante persona se le llama alguien que habla fuera del tiempo apropiado… que proclama la no-Disciplina? Esta persona inflige sufrimiento bajo algún otro falso pretexto —mediante el asesinato, encarcelamiento, confiscación, censura o destierro― pensando: “soy poderoso, quiero el poder”. De esta manera, cuando se habla de acuerdo a los hechos, él menosprecia a aquel que lo reprocha; no admite sus faltas. Cuando se habla de manera contraria a los hechos, no hace esfuerzo para desentrañar lo que se le dijo: ‘Por esta y esta razón esto no es cierto; por esta y esta razón esto es contrario a los hechos’. Por eso, semejante persona se llama alguien que habla fuera del tiempo apropiado, que habla falsamente, que dice lo que no es beneficioso, que proclama el no-Dhamma, que proclama la no-Disciplina.

“Semejante persona, superada por las malas y perjudiciales cualidades nacidas de la codicia… nacidas del odio… nacidas de la falsa ilusión, con la mente obsesionada por ellas, mora en la insatisfacción en esta presente vida, con la aflicción, la angustia y la fiebre, y con el quiebre del cuerpo después de la muerte, se puede esperar para ella un mal destino.

“Imaginad un árbol ahogado por tres enredaderas maluva. Sólo podría encontrar desastre, calamidad o desastre y calamidad. Así también, semejante persona, superada por las malas perjudiciales cualidades nacidas de la codicia… nacidas del odio… nacidas de la falsa ilusión, con la mente obsesionada por ellas, mora en la insatisfacción en esta presente vida, con la aflicción, la angustia y la fiebre, y con el quiebre del cuerpo después de la muerte, se puede esperar para ella un mal destino. Estas son las tres raíces del mal.

“Monjes, he aquí estas tres raíces del bien. Y, ¿cuáles son esas tres? La raíz del bien de la no-codicia, la raíz del bien del no-odio y la raíz del bien de la no-falsa ilusión.

“Monjes, siempre que surge la no-codicia, es beneficiosa. Todo lo que hace una persona no codiciosa a través de su cuerpo, habla y mente, también es beneficioso. Cuando una persona no codiciosa, no superada por la codicia, con la mente no obsesionada por ella, no inflige sufrimiento bajo ningún otro falso pretexto —mediante el asesinato, encarcelamiento, confiscación, censura ni destierro― ni piensa: “soy poderoso, quiero el poder”, esto también es beneficioso. De esta manera, numerosas beneficiosas cualidades originadas en él nacen a partir de la no-codicia, son causadas por la no-codicia, surgen de la no-codicia y están condicionadas por la no-codicia.

“Siempre que surge el no-odio, es beneficioso. Todo lo que hace una persona sin odio a través de su cuerpo, habla y mente, también es beneficioso. Cuando una persona sin odio, no superada por el odio, con la mente sin el odio, no inflige sufrimiento bajo ningún otro falso pretexto —mediante el asesinato, encarcelamiento, confiscación, censura ni destierro― ni piensa: “soy poderoso, quiero el poder”, esto también es beneficioso. De esta manera, numerosas beneficiosas cualidades originadas en él nacen a partir del no-odio, son causadas por el no-odio, surgen del no-odio y están condicionadas por el no-odio.

“Siempre que surge la no-falsa ilusión, es beneficiosa. Todo lo que hace una persona no confundida a través de su cuerpo, habla y mente, también es beneficioso. Cuando una persona no confundida, no superada por la falsa ilusión, con la mente no obsesionada por ella, no inflige sufrimiento bajo ningún otro falso pretexto —mediante el asesinato, encarcelamiento, confiscación, censura ni destierro― ni piensa: “soy poderoso, quiero el poder”, esto también es beneficioso. De esta manera, numerosas beneficiosas cualidades originadas en él nacen a partir de la no-falsa ilusión, son causadas por la no-falsa ilusión, surgen de la no-falsa ilusión y están condicionadas por la no-falsa ilusión.

“Semejante persona, monjes, se llama alguien que habla en el tiempo apropiado, que dice la verdad, que dice lo que es beneficioso, que proclama el Dhamma, que proclama la Disciplina. Y, ¿por qué a semejante persona se le llama alguien que habla en el tiempo apropiado… que proclama la Disciplina? Esta persona no inflige sufrimiento bajo ningún otro falso pretexto —mediante el asesinato, encarcelamiento, confiscación, censura ni destierro― ni piensa: “soy poderoso, quiero el poder”. De esta manera, cuando se habla de acuerdo a los hechos, él no menosprecia a aquel que lo reprocha; admite sus faltas. Cuando se habla de manera contraria a los hechos, hace esfuerzo para desentrañar lo que se le dijo: ‘Por esta y esta razón esto no es cierto; por esta y esta razón esto es contrario a los hechos’. Por eso, semejante persona se llama alguien que habla en el tiempo apropiado, que dice la verdad, que dice lo que es beneficioso, que proclama el Dhamma, que proclama la Disciplina.

“Semejante persona, abandonó las malas y perjudiciales cualidades nacidas de la codicia… nacidas del odio… nacidas de la falsa ilusión, las cortó de las raíces, hizo con ellas como se hace con un tronco de palmera: las destruyó de tal manera que no son más sujetas a futuro surgimiento. Mora en la felicidad en esta presente vida, sin la aflicción, la angustia ni la fiebre, y ya en esta presente vida alcanza el Nibbana.

“Imaginad un árbol ahogado por tres enredaderas maluva. Y a un hombre llegando con una pala y una cesta. Y que aquel hombre cortase las enredaderas de las raíces, excavase y tirase fuera sus raíces, incluso las raíces más finas con sus fibras. Que cortase las enredaderas en pedazos, partiese los pedazos y los redujese en briznas. Y después, secando las briznas en el viento y en sol, los quemase en el fuego, los redujese a cenizas y voltease las cenizas hacia un fuerte viento, permitiendo que el mismo los arrojase a un río de rápidas corrientes. De esta manera, aquellas trepadoras maluva serían cortadas de las raíces, hechas como se hace con un tronco de  palmera: destruidas de tal manera que no fueran más sujetas a futuro surgimiento.

“Así también, semejante persona, abandonó las malas y perjudiciales cualidades nacidas de la codicia… nacidas del odio… nacidas de la falsa ilusión, las cortó de las raíces, hizo con ellas como se hace con un tronco de  palmera: las destruyó de tal manera que no son más sujetas a futuro surgimiento. Mora en la felicidad en esta presente vida, sin la aflicción, la angustia ni la fiebre, y ya en esta presente vida alcanza el Nibbana. Estas son las tres raíces del bien”.

 


FUENTES:

Bhikkhu Bodhi (2012). Roots en The Numerical Discourses of the Buddha: A Translation of the Anguttara Nikaya. Boston: Wisdom Publications, pp. 175-176.

Devatasuttam en Digital Pali Reader 4.1.


Traducido por Anton P. Baron

Editado por Federico Angulo y Anton P. Baron

Publicación del Bosque Theravada, 2014.